Alfredo Bryce Echenique me decía apenado que siempre interrumpían su trabajo con llamadas o visitas inoportunas. Yo entonces curraba en El País y sufría atascos, viajes inesperados y jefes despóticamente antidemocráticos. Le envidiaba. Hoy sufro su mismo suplicio. Todos estorban al que teclea en casa. Haz aquello, por favor, mira lo otro. Como si estuviera tocándome las pelotas.
domingo, 14 de julio de 2013
Trabajar en casa, ¿libertad o esclavitud?
Alfredo Bryce Echenique me decía apenado que siempre interrumpían su trabajo con llamadas o visitas inoportunas. Yo entonces curraba en El País y sufría atascos, viajes inesperados y jefes despóticamente antidemocráticos. Le envidiaba. Hoy sufro su mismo suplicio. Todos estorban al que teclea en casa. Haz aquello, por favor, mira lo otro. Como si estuviera tocándome las pelotas.
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