Atravesar el Océano Atlántico en un velero es fantástico y abrumador. Lo mejor, vivir las noches estrelladas sintiendo el viento llenar las velas. Lo peor, mirar en torno sin ver a nadie. Cielo, agua y un único barco en toda la travesía. A unas cinco millas. Quién y dónde iría...???
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