Ha sido un día histórico para Colombia. Todavía me siento extraña por haberme alegrado de la muerte de una persona. Confieso que mi sentimiento, como el de muchos de mis compatriotas, fue de felicidad al enterarme que el comandante y jefe militar de las FARC, Jorge Briceño, alias “Mono Jojoy”, había muerto esta madrugada, en un bombardeo del ejército colombiano.
Está claro que la muerte de nadie merece motivo de celebración, pero lo que sí es cierto es que hoy se respira un sentimiento de paz en Colombia, por el simple hecho de saber que la cabeza estratega de las FARC no podrá hacerle más daño a nuestro país. Y como ciudadanos sólo nos queda agradecerles a las Fuerzas Armadas de Colombia por cumplir con sus promesas de paz.
Se entierra sólo a un terrorista, pero está claro que aún nos quedan mucho más. El símbolo del terrorismo no ha caído Sr. Santos, sino al contrario, hoy se levanta con más fuerza y crea incertidumbre y vulnerabilidad en toda una nación. Si esta es la operación “Bienvenida a las FARC”, ¿ahora que viene? Hace unas semanas fue atacado el ejército colombiano, esta semana el turno fue para la guerrilla. ¿Quién o quienes seremos los próximos?
Sólo espero que ninguno de nuestros amigos vecinos venezolanos ni ecuatorianos, donde se encuentran escondidos los sucesores de “Mono Jojoy”, no estén pensando en hacer otra de sus estatuas conmemorativas a los luchadores de la justicia social. Definitivamente la estatua hoy es para el ejército colombiano.
Si yo fuera Alfonso Cano estaría muy preocupado. Si Santos no acepta el diálogo propuesto por Cano, el terrorista puede ser el próximo abatido. Tiene razón Dª Andrea. Cuesta alegrarse de la muerte de alguien, aunque sea un asesino sanguinario, pero podemos felicitar a Santos y a las Fuerzas Armadas. Y a los colombianos que, desde el silencio, se juegan la vida luchando contra este anacronismo histórico. Alfredo García Francés.
6 comentarios:
Me han quitado ustedes la palabra de la boca, pues yo tampoco me puedo alegrar de que se muera nadie. Pero si era un cabrón asesino, pues que se joda, saquemos el champán.
A ver si tenemos suerte y los venezolanos se libran algún día del de "aquí huele a azufre" (acabo de oirlo en un telediario mientras comía), y los españoles de los de las boinas y las capuchas. Sin dar nada a cambio, como hacen los colombianos. Porque nada se merecen, más que la cárcel.
Somos humanos, D. Spartan, y como tales sujetos a imprefecciones. Descanse en paz el que tanto dolor causó a sus víctimas y a Colombio. Que Dios lo tenga en el infierno.
Esperemos a ver que pasa en las elecciones de Colombia. Aquí, desgraciadamente, el PSOE, por pura vanidad zapateril, acabará negociando con el hacha y la serpiente. Y pagando, encima.
Un abrazo, amigo.
¿Cual será su karma?
Muy chungo y muy negro, Doñita, este era pero que muy mala sombra, el tío malafollá...
Sr. Francés, pues yo cuando mueren “hijos de prostiputas” (con todos mis respetos a sus madres, que igual no tienen culpa de nada) con las manos machadas de sangre, no lo siento nunca y eso que soy de lágrima fácil, que siempre lloro con el anuncio de vuelve a casa por Navidad (Y eso que ya me sé el final)
Eso es porque, yo soy más hipócrita y disimulo ante la opinión pública mundial que, como se imaginará usted, está siempre pendiente de mis palabras, Dª Empar.
Un abrazo y mi afecto para usted, Doñita.
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