Miro a los próximos años que viviré en la ciudad y, desde mi nuevo rincón de escribir, miro al futuro y me desasosiego. Creí que se colarían salitre, algarabía de gaviotas, rumor de olas y azul Océano. Pero entra una tristeza de velatorio. Madrid ya huele a Eau de Podemite. Soy del mar.
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