Amigos, no sé si por el calor, o por el pesimismo que me invade, estoy bloqueado, peor, con las neuronas achicharradas, incapaz de hilvanar dos pensamientos seguidos.
Por otra parte, por salva sea la parte, lo de Jaime Mendía, portavoz de la Coordinadora vasca para el Día del Orgullo Gay, produce bastantes ganitas de vomitar y de denunciarle en el Juzgado de Guardia; yo no tengo hijos, ni ganas de que me acusen de judicializar la sociedad (acordaos de Joan Báez y Dylan), ni de ser tratado de homófobo, por eso, y por la pereza, voy a pasar de denunciarlo. Para eso está la fiscalía. Pero, alguien, quizás sus vecinos de escalera que sí tengan hijos menores, deberían ponerle a este mal hombre una demanda por apología del abuso de menores. Y que decidan los jueces. De momento, este hombre ha causado un gran daño a la lucha de los colectivos GLTB de España.
Lo malo es si el señor Mendía decide que la tercera edad también somos sujetos susceptibles de sodomización. Entonces habrá llegado el momento de preguntarse con el viejo Vladimir Ilich Lenin, ¿QUÉ HACER?
Mientras tanto, hoy sólo me apetecería irme con el remero Don Ferchu a visitar a nuestros marineros del Juan Sebastián Elcano y emborracharme con ellos y el ron caribeño que estoy seguro traen escondido en sus petates.
Porque, mañana, gane o pierda España, se acabará la tregua y aquel que saque de nuevo la bandera de España al balcón, al coche o a la calle, será tratado de fascista. Porque, los de la selección “Roja” y la bandera republicana, deben de estar hasta los mismísimos y otra vez, intentar ser patriota sin fútbol, será una empresa donde dejarse los huevos.
Y, para hoy, que gane el mejor. Que gane España.
domingo, 29 de junio de 2008
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