...Los hubo valientes, honrados, leales y dignos. También rufianes, aventureros, asesinos y locos...

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martes, 20 de julio de 2010

Diputados, ¿controladores, maquinistas, camareros en la costa?

Por José María Aguilar


¿Qué podríamos hacer con nuestros representantes? ¿O mejor deberíamos llamarles mantenidos? Pues sabidísimo es que los llamados representantes de los españoles no representan a nadie.

Ni a los ciudadanos, que no los eligen, sino que solamente votan a la lista de desconocidos elaborada por el partido político que más rabia les da. Ni tampoco a los partidos que los incluyen en sus listas, puesto que, repartiéndose éstos el Estado de antemano, en proporción al número de votos obtenidos, no los necesitan para nada. O mejor dicho, sólo los quieren para que voten lo que se les ordene.

No es de extrañar, pues, que asistan al Congreso o al Senado únicamente cuando su presencia es imprescindible para apretar el botón. En contadas ocasiones, eso es verdad, se les permite hablar y decir públicamente alguna genialidad. ¿Para qué coño sirven en época de crisis? ¿En qué cosa útil podrían emplearse durante estas largas vacaciones de verano?

Como son trabajadores inteligentes, ¿serían capaces, por ejemplo, de reciclarse en conductores del Metro de Madrid, o como controladores aéreos, en esta época de huelgas? Es sólo una humilde sugerencia para entretener y aprovechar mejor a nuestros mantenidos.

9 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Ninguno nada en verano, siempre la misma historia.

José María Aguilar dijo...

Querido Súper:

De acuerdo con usted.

Unos nada de nada y otros todo el día abordo y en calzoncillos.

Nada nuevo bajo el sol.

Un fuerte abrazo.

Nazaríes dijo...

Yo a un político que está cerca de mi casa lo pondría escoba en mano a recoger toda la basura acumulada tras sus fantásticas fiestas de botellón organizadas y permitidas. Lo pondría también a limpiar vómitos de niños con 14,15,16 años borrachos perdidos por celebrar tan bonitas fiestas.

LaCuarent dijo...

Yo los pondría a a arrastrar de mi maleta las más de 10 horas que me tuvieron tirada en el aeropuerto de Madrid el otro dia, pandilla de golfos, que no son buenos para nada.
Mis respetos para usted caballero que vengo a reportar

José Alfonso Romero P.Seguín dijo...

Quizá disolverlos por “Decreto Pepiño”. Tal vez hacérselo mirar, me refiero a ese automatismo suyo. Contarlos, para que andar con más tonterías, contarlos, sólo eso, contarlos en voz alta uno tras otro en la boca de todos los españoles, los del parlamento y los del senado, para seguir luego con los de todos y cada uno de los parlamentos de las taifas. Por ese simple procedimiento conseguiríamos visualizar el derroche en su verdadera dimensión.
Propongo, de eso se trata, sustituirlos por tres monos sabios tallados en la puerta sagrada de estas cámaras. Y con los que ahora nos representan sin más voluntad que aquella que ordena el partido, repartirlos por la faz de la tierra en la digna e edificante tarea de ganarse por ellos mismos el pan nuestro de cada día.
De todos modos no conviene olvidar que estos culos sillón representan la esencia de la moderna democracia. Y es que no podemos obviar que pese a que cuando hablamos de la crisis que sufre la democracia, nos complace abismarnos en profundas consideraciones: sociológicas, filosóficas, políticas y económicas. Sin embargo, y por extraño que parezca, el principio de todos sus males tiene su origen en una silla, o aparato similar capaz de sostener las nalgas de un ciudadano en una postura tan cómoda que sea capaz hacerle olvidar el motivo que lo llevó allí.
Una humilde silla, como imaginarlo, pero es así, y es que el día en que alguien halló cómodo asiento allí donde se reunía con sus conciudadanos a fin de tratar asuntos comunes, ésta dejo de ser asamblearia para convertirse en sedentaria. Pasando el soberano “Demos” a ser una mera “demo” de soberanía subvertida y pervertida por esa oligarquía de sentados que no tardaron en dar el salto hacia otras comodidades de mayor enjundia. Desde ese momento no hubo palacete que les fuera suficiente, ni ornamento que se les antojara excesivo a la hora de amueblar y decorar los parlamentos y sus egregias estampas.
En el origen una silla, luego: una pared, un tejado, una puerta, un ujier uniformado, un uniforme para velar por su seguridad, en fin, una “institución”, y con ella: el fin, porque una institución, nos guste o no, supone el fin de toda idea, el desfallecimiento de todo sueño, la muerte y enterramiento de la participación como modo de gobierno, la derrota, en definitiva, de lo esencial frente a lo falsamente necesario.
Un placer leerlo amigo.
Reciba un fraternal abrazo.

José María Aguilar dijo...

Queridas amigas:

Me encantan sus sugerencias de servicios sociales veraniegos para los políticos, la de Nazaríes de 8 a 15 y la de 40 añera en horario de tarde/noche.

Un abrazo a ambas dos.

García Francés dijo...

Excelente parlamento, D. José Alfonso. Plas, plas, plas... (sinceros y fuertes aplausos)

Un abrazo, amigo mío.

César dijo...

El "decreto Pepiño" para enmarcar, como todo lo que se lee en este blog. (Hace falta recordar el postulado al Bilis Club?
Coba va.

Por cierto, Sr Francés, que el 25 estuve de aniversario (abstenerse felicitaciones retrasadas) y coincidí en el restaurante...sabe usted con quién?? Pues con don Jose Luis Cuerda que además de director de cine, tiene una hermosa bodega. Quedamos para una entrevista...je. Le voy contando.

José María Aguilar dijo...

Querido José Alfonso:

Esas última líneas de su comentario son sencillamente magistrales.

Y su propuesta de sustitución y reciclaje diputeril, igualmente perfecta.

Únicamente quiero señalar un detallito. La crisis política que vivimos no es de la democracia, porque esta nunca ha existido en España, sino de la oligarquia de sentados a la que usted muy atinadamente se refiere.

Reciba un gran abrazo con palmada.

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