En un jardín inmenso, junto a la piscina, montaron un plasma gigante, hubo copas, cositas para comer y muchas sillas. Imaginen mi tortilla Sacromonte. Durante el descanso, se tiraron 500 tíos a la piscina. Por los nervios.
Los del partido y los de ver allí a Marbelys Zamora. Porque se me ocurrió invitar a la bella y a sus papás, Sol y Miguel, encantadores y recién llegados de La Habana. ¿Qué les puedo decir de Marbelys? Es una sonrisa que deslumbra sobre unas piernas de infarto, unas caderas montadas sobre una cajita de bolas, un escote de vértigo, una dulzura que enamora y tanta simpatía como para reír eternamente. Y, cuando baila, todo eso se exagera.
Sufran, el que se irá a La Habana, a la enorme casa colonial de El Vedado, a pasear fumando un Cohiba con Miguel en un Chevrolet 1957 que dá la hora, ÉSE, amigos, ÉSE seré yo. Pero, no lo duden, se lo contaré para hacerles pasar envidia.
Nuestra amiga catalana dijo que si España ganaba lo celebraría. Aquí está.
6 comentarios:
Ay Don, Don, Don... Lo tuyo es vivir de excusa en excusa para justificar el desmelene continuado. Anda que no te ha venido bien esto del Mundial. No quiero ni pensar en el domingo, estaré seriamente preocupada hasta que te vea aparecer por aquí.
Vamos a por el último y después a trabajar, que ya está bien de canalillos y juergas.
Señor mío, vale que se vaya a la Perla del Caribe, vale que se fume un cohiba pero ¿por qué lo refriega ante los que aquí sufrimos mientras quedamos? ¡Ay qué envidia! Que lo disfrute.
Salu2
Y qué fino hila su amiga catalana...Ahí si que está bien empleada aquella frase taurina. Y seguro que dan tantos disgustos como los astifinos!
Ay, ¡qué desdichado soy, Dª Mercedes!
No para usted de darme la charla, debe pensar que soy un sátiro y vivo en el campo, con mis bestias, casi como un monje.
Vale, ya me enmiendo, querida amiga mía.
Se lo cuento a usted, D. Juan Carlos, pese a la invitación de Miguel, yo tengo decidido no pisar Cuba mientras siga imperando la dictadura castrista.
No me lo perdonarían en la Calle Ocho ni las Damas de Balnco.
El paseo el el Chevrolet del 57 con el Cohiba, tendrá que ser al día siguiente de que Cuba sea un país libre.
Un abrazo, amigo mío.
Dios mío, si es que esas puntas asustan, D. César.
Yo ya no estoy para estos morlacos, amigo mío.
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