...Los hubo valientes, honrados, leales y dignos. También rufianes, aventureros, asesinos y locos...

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miércoles, 27 de octubre de 2010

El PAPA NEGRO, me remite a Letras Libres por MELANCÓLICO

Don Alfredo, le encuentro melancólico. Le envío un artículo aparecido hace años en la magnífica revista “LETRAS LIBRES” que quizás le interese.

Letras Libres

NOTA 1 : Siempre pienso al ver el grabado de Durero que el caballero no se dirige al castillo (lugar de sus glorias mundanas), el castillo es su pasado, sino a un calvero del bosque donde le aguarda un final cierto.


NOTA 2 : Aunque los dos poemas de Borges que se citan en el artículo son excelentes, convendría recordar a Keats:

Oda a la melancolía
(1)
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.

No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.

Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.


(2)
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano(*), deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.

(*) Otras zonas anatómicas también son válidas

(3)
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.

Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.

Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.

NOTA 3 : En nuestra cultura hay otro “Caballero melancólico”. Lo retrata magistralmente Ignacio Zuloaga , es Francisco “El Segoviano” y el cuadro de la Hispanic Society se titula “LA VICTIMA DE LA FIESTA.

Con mis deseos de pronta recuperación reciba un saludo cordial. El Papa Negro.


Permitame, D. Papa Negro, completar su excelente selección de ilustraciones con esta MELANCOLÍA, de Durero, compañera del grabado con que inicia usted su entrada.

Y, para finalizar, unas palabras de D. Carlos Gurméndez, de su mejor libro, LA MELANCOLÍA.

"Aprendamos a ser hondamente melancólicos, dijo el filósofo Gurméndez, la melancolía es un estado de ánimo enriquecedor de la subjetividad".

12 comentarios:

José Alfonso Romero P.Seguín dijo...

A menudo, no siempre, se obra el milagro y la palabra alcanza el concepto que lo definido encierra y para tornarse en límpida definición, lo que le confiere una sutil levedad más próxima a esos enigmáticos signos en los que se concreta la música que a esos otros con los que se busca gobernar los imponderables del universo y las pasiones de los hombres.

Encuentro en la lectura de esta excelsa admonición la viva esencia, alma pronunciaría cualquier proscrito, de la más esencial y universal composición musical que se haya podido imaginar, la de la poesía, espacio capaz de conjugar en un mismo tiempo el penetrante y armónico delirio de los sonidos y el de los profundos silencios que encarna la palabra: ciega, sorda, muda, sin dejar de ser por ello precisa y sonora como preciso es el golpe del ojo del halcón y más sonora aún que el nítido discurrir de las limpias aguas de un riachuelo de montaña.

En su musicalidad vuelo, en este amanecer, complacido por la dócil eufonía de su ritmo y confortado por la ardua y desazonadora intuición de haber llegado a comprender, entre el caballero del bosque y el perfecto “desboscado”, dos hambres insaciables, la perfecta saciedad que prescriben tan hermosas recetas.
Dedicada a Ud., suenan a Ud., los milagros son a menudo anónimos en el ánimo de quienes saben primero quererse para saber luego querer.
Un placer impagable, una pasión ingobernable.

Diría, me lo diría, joder que redicho eres, pero no puedo, se lo juro, no puedo, preso soy de este delirio y a él me entrego. Le ruego que no me lo tenga en cuenta y siga, siga contando amigo.
Reciba un fraternal abrazo.

García Francés dijo...

D. Papa Negro, amigos, hoy tengo algo muy urgente que hacer. Les pido disculpas. Responderé lo antes posible.

Un abrazo a todos.

César dijo...

Embriagado de todos los poemas que se le dedican, seguro que olvidará Sr. Francés, los navajazos de la vida. Duélase, que humano es. Y mientras se duele, cuidese y cuide a los suyos.

Animos!

Nazaríes dijo...

Que bonita la Oda a la Melancolía...entre otras cosas me quedo con ésta: si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano(*), deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.


Y también con ésto:No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.


Bienvenida melancolía a veces es buena,pero sólo a veces.


Besos

Empar dijo...

Esperemos que la urgencia sea resuelta con satisfacción y pronto le tengamos de nuevo entre nosotros. Nos ha dejado en buenas letras.
Un fuerte abrazo amigo.

García Francés dijo...

D. Papa Negro, le agradezco enormemente su entrada y el afecto que me muestra al enviarla hasta con las fotos. ¡Cómo debe ser! Como un profesional...

Pero, con el corazón en la mano, debo decirle que, queriendo agradarme, me ha jodido usted. Bueno, no a mí. A mi reputación.

¿Cómo justifico tener comentaristas tan cultos que humillen al editor del blog?

¿Qué digo yo ahora, señor mío?

¿Que las tardes de "esplín" me las paso tras la window, sintiendo caer la lluvia mientras lánguidamente musito poemas de Keats?

¿Que ante la chimenea sujeto un libro de Borges contra mi pecho con una mano marfileña y con la otra escondo mi tos tras un pañuelo?

¿Debo confesar que entender la primera estrofa de la "Oda a la Melancolía" me ha costado hora y media de diccionarios?

¿Es necesario que aclare que no tengo ni puta idea de qué tipo de género eran dichas estrofas y que pese a su título, "ODA", la confundí con un soneto?

¿Habré de confesar que no sé si la falta de rima es por pereza asonante del poeta o porque fueron traducidos del inglés?

Y, finalmente, ¿cree usted necesario regodearse con la certeza de "nunca jamás" he abierto un libro de Borges ni de Keats?

En fín, ya ve. Ha destrozado el poco crédito que tenía como hombre refinado y amante de las buenas lecturas.

Pero le agradezco su intento. Ahora recuerdo quién era la fresca de Proserpina, tanto bañarse con las ninfas, y donde estaba el Hades con su río Leteo. Le aseguro que ha refrescado mi memoria aunque haya destruído mi prestigio.

Ya sabe usted aquellos de, ¿y de reputación qué tal? Pues, reputísima.

Un gran abrazo, amigo mío.

Anónimo dijo...

Pués ya lo siento , amigo mío...
Bilbaino de la diaspora y granaíno melancólico. Si no le "molan" (en rima cheli) Keats y Borges :
!Carpetazo y tente tieso!.
Se que los meláncolicos tienen humores de "atra bilis" (bilis negra), son los aristócratas del espíritu y pueden resultar por tanto un punto "atrabiliarios".
Saturno (Cronos) , dios del tiempo , les proteje...
De modo que si le peta escuchar a Brassens en zapatillas y con un copazo: " Es adusto, es taciturno, dueño es del tiempo, tiempo cruel... Bello nombre el de Saturno... pero es un dios ,
!! Cuidao con él !!" (Version : Paco Ibañez ).
Y ya puestos , sin cambiar el disco, se mete entre oreja y oreja "La mala reputación" que los aristócratas del espiritu siempre han tenido un fuerte ramalazo ácrata.
Cuídese. Agradecido por su hospitalidad.
Un saludo. El Papa Negro

García Francés dijo...

¡Joder, que envidia me da usted, D. José Alfonso, que tiene sabiduría y sensibilidad para conmoverse y disfrutar tanto con la poesía!

Le agradezo a D. Papa Negro que además de preocuparse por mí, consiga alterarles el ritmo de las pulsaciones con la musicalidad de los versos de esos autores geniales, sin duda, pero de los que yo no he leído una palabra. Maldita sea mi suerte, querido, que yo no sepa disfrutarlos. Dios tenía que negarme algo, ¿verdad?

Es lo que diría Sánchez-Dragó.

Un gran abrazo, amigo mio.

García Francés dijo...

D. César, gracias por sus recomendaciones que sigo al pie de la letra.

Lamento ser grosero con D. Papa Negro, y con usted, pero prefiero mostrarles mi verdadero y horrible rostro a lo Dorian Grey.

No amo la poesía, me faltan sensibilidad, intensidad, cultura, capacidad de abstracción, ritmo, musicalidad, y, por todo esto, odio que los versos me delaten.

Todos, poemas y versos, me parecen iguales y, a lo sumo, si son sonetos, bonitos. Pero, hasta ahí. No doy más. Siento avergonzarles, amigos míos. Digan que no me conocen.

García Francés dijo...

Usted, si es un almita sensible, Dª Nazaríes, me encanta ver como ha disfrutado la lectura de la ODA compartida con nosotros por D. Papa Negro.

A mí si me gusta la melancolía. A veces, no es mala compañera para restañar esos navajazos de la vida que me recuerda arriba D. César.

Pero más me gusta saber que ustedes disfrutan tanto de poemas o de cualquier otra cosa que los haga felices. Les admiro, Doñita.

Con todo mi afecto, amiga.

García Francés dijo...

Dª Empar, me parece que ha comenzado un tiempo de urgencias.

Aunque, lo sabe, no dejaré de venir aquí para abrazarla a usted y a los que admiran las palabras de D. Papa Nagro.

Celebro que disfrute con esta excelente entrada que he colgado a traición. Sin pedirle permiso al autor.

Con mucho afecto, amiga mía.

García Francés dijo...

Por Dios, D. Papa Negro, ¡no lo diga usted así que, sin quererlo, convierte en arrogante desplante lo que era humilde confesión de culpa!

¿Qué más quisiera yo que saber disfrutar de algo más elevado que la Venganza de D. Mendo o el D. Juan Tenorio?

Le confieso que, supongo que como otros muchos, en mi juventud no dejé de leer cositas de Celaya y Otero, ojear a Ridruejo y a Hernández, a Lorca. Incluso leí algunos versos de Ángel González, aunque le confieso que más por admiración a su bella esposa norteamericana que por interés poético.

"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse".

Eran otros tiempos, querido. Y acierta usted, en aquella mi época parisina, 68-70, era mi hermano el que escuchaba a Brassens y Paco Ibañez.

"Le jour du Quatorze Juillet
Je reste dans mon lit douillet.
La musique qui marche au pas,
Cela ne me regarde pas".

A mí Brassens me parecia un diletante. En aquella época estaba consumido por el ardor guerrero.

Melancólico. Sí, siempre lo he sido, pero es cierto que viviéndolo a la manera que defendía la melancolía mi queridísimo Carlos Gruméndez (La melancolía, mi libro preferido, Tratado de las pasiones, Estudios sobre el amor) en sus libros. Sin temerla, como una buena amiga, como un refugio que libra de peores peligros. Tiene usted razón, con la elegancia del aristócrata. Él, no yo.

"Aprendamos a ser hondamente melancólicos, dijo Gurméndez, la melancolía es un estado de ánimo enriquecedor de la subjetividad".

Me permito colgarle uno de los otros grabados de Durero, La Melancolía.

Y, de nuevo, excusándome si le he parecido brusco, le envío abrazos apretados, admirado amigo mío.

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