lunes, 26 de septiembre de 2011
La chupada, sexo en evolución
Vargas Llosa la llamó TROMPETA. Otros apodan FLAUTISTA a quién la practica y en Egipto, las FELATRICES, anunciaban su afición a chuparla con las boquitas pintadas. Para quienes sientan arcadas mamándola profundamente o con el francés bebido, se han inventado las pastillas de menta y benzocaína, GO DEEP, hasta el fondo. Lengüetazos con anestesia.
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3 comentarios:
Si desea la chupada Peter Pan, hasta la Campanilla como la definió Torrente, debe exigir bocas expertas o usar benzocaína, un anestésico local.
Así, la garganta y lengua estará insensible y podrá penetrarla hasta lo más profundo y sin aspaviento alguno del chupador/a.
Como si se la comiese Mamex, la muñeca hinchable, pero en humano. Es decir, un agujero caliente y húmedo pero insensible. Ustedes mismos.
Amigo Don Alfredo,
Felatrices procede del Latín fellatrix-fellatricis [la que la chupa], al igual que fellator-fellatoris [el que la chupa]. Aunque sea una costumbre egipcia, la transmisión nos ha llegado por el Latín, y la utiliza Marcial y el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL).
Hago este comentario para justificar filológicamente su exposición.
Le envío un abrazo,
Antonio
Mi apreciado Alfredo:
La felación es un coito citero realizable con vagina ajustable: la boca, con su musculatura de contracción voluntaria y su dura dentadura, además de la succión que se le puede imprimir a la cosa.
Absolutamente democrática, pues el oficio de felatriz puede ser asumido por mujer o varón en igualdad de condición y, si es del gusto del ejecutor o ejecutora, con resultado igualmente feliz para el otro implicado, que esta vez ha de ser varón (véase nuestro amigo Canales ¡qué entrega, qué pasión entre la menuda arena).
Lo de la benzocaína, me temo, es para profesionales, que lo hacen por dinero y no por saborear con gusto el miembro robusto que se les entrega: ¿falta de boca...ción, o simple anestesia de papilas gustativas? esa es la cuestión, que nada tiene que ver con la estomatología ni con Jean Pierre Rampal, que fue FRANCÉS y gran FLAUTISTA, pero de orquesta sinfónica y flauta travesera, y no necesitaba benzocaína.
Todo un problemón para nos los varones: allá donde haya un orificio con diente o con vello y se nos antoje bello, nos provocará un estado lúbrico de priapismo que nos inducirá a explorar el abismo de esa sima placentera.
Un saludo, D. Alfredo, desde el frigidarium, tomándome un cóctel de bromuro con benzocaína.
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