
Viven años
encadenados, cuello y manos, a una estaca o un árbol. Los mata un muchacho disparándoles un
rafagazo en el pecho. Luego, un tiro en la
cabeza. El secuestrado más antiguo, llevaba
catorce años en el monte, cuando lo asesinaron junto a otros tres policías. El quinto huyó mientras
fusilaban a sus compañeros. Colombia
conmocionada.
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Y, otra vez, la polémica en la calle.
Los cuatro policías murieron asesinados cuando el Ejército intentaba rescatarlos o chocó contra los narcoguerrilleros en un operativo de combate.
Familiares de los secuestrados vienen reclamando “que no se hagan rescates militares porque se sabe el costo de los rescates a sangre y fuego”.
Yo creo que para las FARC es poco el Tribunal de La Haya, algún día tendrá que haber otro Núremberg.
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