miércoles, 7 de diciembre de 2011
ROSA DÍEZ, “en ESPAÑA vivimos bien con la MENTIRA”
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PERFIL GARCÍA FRANCÉS
- Vasco mestizo de andaluz y con un RH O Negativo que ya lo quisiera Otegui para los Domingos. Español y Colombiano. Bilbaíno de la diáspora y enamorado de Portugal. De momento, un superviviente. Fotógrafo, navegante y novelista. Premio Nacional de Periodismo (1984). Más detalles en: www.garciafrances.es
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14 comentarios:
Efectivamente. El silencio de la sociedad, cuando se rompe, estalla y entonces no hay forma de ponerle sordina.
Un abrazo.
Fue en Febrero de 1981, una noche fría y lluviosa, cuando ETA asesinó al ingeniero José María Ryan al que había secuestrado una semana antes. La condición para no matarlo, demoler la central nuclear de Lemóniz.
Le hicieron caminar 250 metros hasta una zanja en el bosque, un disparo en la nuca que salió por la mandíbula, manos atadas con esparadrapo, una venda en los ojos y la cara tapada con la capucha del anorak para, después, dejarlo tirado en el monte como un perro.
Una de mis últimas fotos en Bilbao. Un años después, vine a Madrid.
Años duros aquellos, el asesinato del ingeniero Ryan fué una muerte inutil, como todas, pero los etarras al final se salieron con la suya y consiguieron paralizar las obras de la central despues de doce años de trabajos.
Don Alfredo,
Acabo de leer el artículo de Rosa Díez y, si todo lo que dice es cierto y está contrastado, ¡vaya un aplauso a ella!, porque tiene narices y la valentía de decir lo que otros muchos callan. No estoy al tanto de esos trapicheos de los Partidos políticos, ni siquiera de las negociaciones, si las hubo o no, pero sí creo que la Justicia tiene que ser implacable con los criminales, y que, cuando tenemos en frente a un hombre armado, sólo hay dos soluciones: o seguir su juego abatiéndolo, o hacer el nuestro propio, haciendo funcionar las Instituciones, si es que las hay, y claro, si es que el otro nos da tiempo para hacerlo.
Recuerdo ahora, porque vienen a cuento, las palabras de Catón de Útica, opinando en el Senado Romano, sobre los conjurados cómplices de Catilina, en el 63 aC.: con los convictos y confesos de atentar contra la vida de los ciudadanos, supplicium sumundum [aplíquese la pena de muerte], según nos cuenta Salustio en su De Catilinae coniuratione.
Le envío un abrazo, Don Alfredo.
Antonio
La verdad no hay quien se la crea.
D. Javier, yo creo que ella se refiere al silencio de los corderos, ese del que hablaba Brecht, el que oculta la llegada de las dictaduras. Abrazos, amigo.
Muy duros, D. Helio, nunca olvidaré aquella noche y el cadáver de Ryan tirado en el bosque. Pero, efectivamente, aquel asesinato paró la central. Se cedió.
Supplicium sumundum, pena de muerte, dijo Catón.
D. Antonio, yo sin ir tan lejos, pediría solamente que se aplique la ley sin trampas. Duramente.
Señor maestro: ¿se refiere usted a que no hay que crea a la verdad o a que no hay quien crea a Dª Rosa?
Sí, Don Alfredo, coincido con Vd. en que es suficiente con que se aplique la Ley sin trampas. En este sentido creo yo que si a uno le caen 3000 años de cárcel, los debería cumplir íntegros, aunque, en su gran mayoría, debería ser en el Infierno, porque, en estos casos, incluso los no creyentes tendemos a creer en la existencia, por lo menos, del Infierno.
Le envío un abrazo.
Antonio
Recuerde usted Spandau, D. Antonio, y el calvario que debió sufrir Rudolf Hess hasta su muerte tras la liberación de Albert Speers. ¿Hay algo peor, amigo?
Sí, la central se paralizó y siguieron matando; ahora les han regalado poder y ya veremos.
No comprendo como Rosa Díez no tiene más votos siendo una opción socialista, constitucionalista e integradora.
Un abrazo amigo.
D. Urdanautorum, pararon la central, el ave y todo lo que se mueve... lo único que no han parado es de conseguir sus objetivos.
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