Garzón ha podido defenderse, exhibir su espectáculo de travestismo puñetero y ha sido condenado. Él mismo ha acabado con su carrera de juez tras años dando tumbos entre jactancia, rencor y revanchismo. La justicia ha sido clara y su decisión unánime. Al que no acate la sentencia, como Llamazares, siempre le quedará CUBA. O, mejor, el Consejo de Estado.
jueves, 9 de febrero de 2012
GARZÓN, el PREVARICADOR expulsado
Garzón ha podido defenderse, exhibir su espectáculo de travestismo puñetero y ha sido condenado. Él mismo ha acabado con su carrera de juez tras años dando tumbos entre jactancia, rencor y revanchismo. La justicia ha sido clara y su decisión unánime. Al que no acate la sentencia, como Llamazares, siempre le quedará CUBA. O, mejor, el Consejo de Estado.
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2 comentarios:
A los pancarteros seguro que no le ha gustado la sentencia.
La justicia es para todos, incluidos jueces.
¿No es acaso un héroe aquel que en en sus actos va más allá del deber?
Helo ahí, un héroe. Y ahora mártir.
Y ya en serio.
Conste que hubiera preferido que no hubiera prevaricado. Como hubiera preferido que Contador no hubiese comido carne con clenbuterol. Pero de todo, lo que más me satisfacción me proporcionaría es que los "corrutos" (Pepiño aún no lo es) se pudriesen en la cárcel habiendo devuelto antes todo lo que han robado. Y también me hubiera gustado que en su día el Sr. Rajoy arremetiese contra ellos con tanta virulencia como arremetía contra los jueces.
Ya ve usted, Sr. Francés, que soy hombre de gustos sencillitos.
A D. Helio, con todo el respeto y admiración, le digo que hay más gente a quienes no les gusta la sentencia, aunque no tengan más remedio que acatarla; podría nombrarle a cienes y cienes, pero sólo le nombraré a quien conozco: a las madres de Vilagarcía que la gran mayoría enterraron a sus hijos en plena juventud y a quienes el Juez Garzón les ha devuelto parte de la tranquilidad que nunca tuvieron. Muchas veces más allá de las ocho horas preceptivas de tickar y recoger el sobre del mes.
No sea esto una disculpa, sino un reconocimiento, desde la percepción serena que me invade de que Garzón no es la justicia y que cuando la Justicia habla, los demás tenemos simplemente que callar.
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