Este crío de Los Ángeles rompió a cocinar en su
habitación porque le
aburría la comida de mamá. A sus
catorce años acojona una vez al mes, desde su atestado Club Eureka, el salón de la casa familiar, a los grandes maestros del Grant Achatz, del Playa, del Beberly Hills, el Lacma o al chef de la Casa Blanca. Flynn
comienza donde otros
acaban.
Asombrando.
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