Oigo a Margallo bravear neciamente sobre Gibraltar, o pierdo mis gafas, y blasfemo como el papa Clemente VII ante Carlos I de España saqueando Roma. Pero habitualmente mi soliloquio es amable y relajado. Aún así, en la calle, disimulo bastante. Dicen que es muy de locos. Rojas Marcos y la Universidad de Pensylvania defienden que es bueno para el coco y de cuerdos extrovertidos. Uf, no estoy majarón.
lunes, 5 de agosto de 2013
Hablo solo, ¿qué pasa?
Oigo a Margallo bravear neciamente sobre Gibraltar, o pierdo mis gafas, y blasfemo como el papa Clemente VII ante Carlos I de España saqueando Roma. Pero habitualmente mi soliloquio es amable y relajado. Aún así, en la calle, disimulo bastante. Dicen que es muy de locos. Rojas Marcos y la Universidad de Pensylvania defienden que es bueno para el coco y de cuerdos extrovertidos. Uf, no estoy majarón.
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