Hay una muchacha con tales glúteos que sus amigos la usan para dejar los tragos sobre su prominente carnalidad. Será leyenda urbana pero tras leer una crónica taurina de Joaquín Vidal yo me creo todo. Decía que en Las Ventas apodaban así a una porque traía al cuello un crucifijo de plata y, al ser muy tetuda, la crucecita se horizontalizaba encima de aquella enormidad. Dios bendiga ciertos excesos.
miércoles, 29 de abril de 2015
PosaCopas y TumbaCristos
Hay una muchacha con tales glúteos que sus amigos la usan para dejar los tragos sobre su prominente carnalidad. Será leyenda urbana pero tras leer una crónica taurina de Joaquín Vidal yo me creo todo. Decía que en Las Ventas apodaban así a una porque traía al cuello un crucifijo de plata y, al ser muy tetuda, la crucecita se horizontalizaba encima de aquella enormidad. Dios bendiga ciertos excesos.
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