Ayer deshice las maletas y, haraganeando, releí un texto para entregar. Ustedes amabilísimos insisten para que escriba otra novela. Reconozco mi pereza. Además los editores dicen que se publican demasiados libros. Seguro que muchos sobran. Incluidos los míos. Pero, a mí, me gustan. Veremos.
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