Por favor, no se rían. Estoy tan desasosegado como quiceañera engorilada. No puedo estarme quieto esperando en Cascais al velero Maximizer y me acerco a la mar buscando mi tonificante dosis diaria de dimetil sulfuro. No soy drogota. El gas DMS es lo que llamamos olor a sal. Y mola.
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