sábado, 5 de mayo de 2012
La TARJETA DORADA o viejuna
Tengo varios viajes en tren pendientes y un amigo me dijo que use la Tarjeta Dorada. Me dio un sofocón y lo borré de mi móvil. Ayer me acerqué a RENFE arrastrando los pies. El tipo de la ventanilla me miró. Bajé los ojos avergonzado. El hijoputa no dudó un segundo. “Aquí la tiene, disfrútela, sólo le faltó añadir, mientras pueda. Soy TERCERA EDAD. Mierda.
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2 comentarios:
Tranquilícese usted don Alfredo y… ¡baile!, ¡baile!, ¡baile! Sepa que, mientras la mujer envejece día a día, el hombre rejuvenece cada vez que cambia de pareja. La naturaleza es sabia amigo mío, y la savia del macho reverdece con la edad, no en vano existe el viejo verde, sin embargo, de la vieja verde yo, desde luego, no he oído hablar en mi vida. Morimos antes que ellas pero… más contentos (y sin jaquecas). ¡Anímese hombre!
Un abrazo.
Se puede mirar de otro modo, pronto a descansar, el paraíso de los vagos.
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