Tardá, vete a Parla. Ya sabes a qué...

El Sr. Enrique Gil Calvo, en El País, puede llamar tontos de los cojones a los votantes de derechas y, si como parece el insulto le resulta demasiado machista, cambiarlo por tontos del culo que queda más mariquita y es unisex.


Claro que puede. Faltaría más. El Sr. Gil Calvo es un analista. Un opinador equilibrado y educado. Considera que casi el 50% de los votantes españoles son, eso, tontos. Sin adjetivos. Sin paliativos. Y tiene derecho a decirlo.


Se expone a que sus lectores dejen de leerle o le lean más; a que alguien le responda en el mismo tono o con mayor grado de virulencia. Pero, poder, puede etiquetar de tonta a la derecha. La hombrada se llama libertad de expresión. Si está bien, o mal, es otra cuestión.




En cambio los que berrean, D. Pedro Castro y D. Juan Tardá, ese par, son políticos y deben dar ejemplo de civismo. Siempre. En toda circunstancia. Sé que es pedir demasiado y que, de dónde no hay no se puede sacar, por eso, puede disculpárseles como personas. Como cargos públicos NO. Imposible.


Por mucho que el señor Bono, transformado en hermana de la caridad, salga en defensa del Sr. Tardá afirmando que es cortito y que no es un desalmado. No importa. Suplicatorio y al tribunal. Como un delincuente. Y el Sr. Castro igual.


Que decida la justicia. Se llama cortar por lo sano. Antes de que nuestro Congreso recuerde al de la República.