...Los hubo valientes, honrados, leales y dignos. También rufianes, aventureros, asesinos y locos...

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domingo, 5 de abril de 2009

La jodida bohemia de Mayo del 68 - Segunda entrega

Publicado en la revista literaria SINALEFA de New York

No había ningún trabajo para mí salvo uno reservado por su padre, ingeniero de la fábrica Phillips, junto con los papeles para casarnos. Me creía muy listo y había caído en una trampa mortal. Abandoné apresuradamente a mi bella y dulce holandesa y me largué dejándola hecha un mar de lágrimas y a sus padres estupefactos.
Luego, me he preguntado muchas veces si, de haberme quedado con ellos en Eindhoven, sería hoy un súper ejecutivo nacionalizado holandés y con un pocotón de hijos rubísimos y tan guapos como su mamá, la falsa modelo. Pero no estaba escrito así.

Viví la loca bohemia de la ciudad de Amberes de la mano de Jan Van den Heiden, entonces de 22 años y estrella del ballet de la Ópera de Flandes. Habitábamos una buhardilla heladora en la que el frío me despertaba varias veces cada noche si tenía la mala suerte de sacar la cabeza de debajo de las mantas. Pero fue un tiempo magnífico, entre artistas y disfrutando de todas las fans que atraía la fama y el glamour de mi amigo, porque él no daba abasto y ellas encontraban exótico un español flaco y divertido.

Allí conocí y trabajé, en un corto papelito, con Catherine Deneuve. Ella intervenía en una película, rodada en el río Escalda, apoyando a un director amigo suyo nieto del pintor Marc Chagal. A pesar de los esfuerzos de la actriz por ser encantadoramente educada no resultaba simpática, tan sólo una típica francesa fría. Tan helada como una sepultura. De Amberes me impresionaron los judíos reunidos en sus emporios de diamantes en las callecitas junto a la Estación Central, la bella catedral gótica con los magníficos cuadros de Rubens, el que los nacionalistas flamencos no me respondieran cuando me dirigía a ellos en francés, la vida social flirteando en los cafés de la Plaza Mayor y los bocadillos de “salade americain” que engullía cuando conseguía que me invitaran.

Estuve un curso estudiando fotografía en Bruselas, pero la ciudad era un aburrimiento y la enseñanza muy lenta, así que lo dejé y comencé a trabajar en un estudio fotográfico donde en poco tiempo aprendí lo que me hubiera costado años de escuela.
Por desgracia caí de huésped en la respetable casa de una amiga de mi mamá que vivía con un sobrino sacerdote. Era viuda de un diplomático y ex colono del Congo Belga y, además, una marrana que se bañaba una vez a la semana. Ambos, ella y el cura, los dos con la misma agua. Por orden de antigüedad, por la bañera pasaba primero la viuda, luego el cura y, sin cambiar nunca el agua, finalmente yo. Ponían pegas para que saliese a pasear, para volver tarde, y por supuesto, prohibido recibir llamadas telefónicas de chicas y, mucho menos, invitarlas a casa. Un aburrimiento total. Me largué en cuanto pude y acabé en Paris.

Llegué a Paris cansado de pasar hambre, frío y con la esperanza de que me aguardara una etapa llena de afecto y de serenidad. Me equivoqué por completo. Cierto que Paris se convirtió en otra de mis ciudades fetiche, pero no tenía ahorros y, mi pobre hermano, se encontraba inmerso en un proceso de divorcio, con una trabajo precario y estudiando.

Mi cuñada me culpó a mí de su ruptura familiar y me puso de patitas en la calle, así que en París pasé tanta hambre y calamidades que, para desesperación de mi romántica esposa, se convirtió en una ciudad a la que nunca deseo volver.

Muchos recuerdos negativos, aunque tampoco olvido otros que marcaron positivamente toda mi existencia. El más importante, compartir aquellos años con mi querido hermano mayor, José Luis, lo que nos unió entrañablemente para el resto de nuestra vida. Continuará mañana.

13 comentarios:

Persio dijo...

Uy, qué cansada resulta una vida de bohemia. Con lo bien que estábamos en aquella época, en España.

Iojanan dijo...

A mi me ha marcado lo de la holandesa y ese futuro sin tener que comprar televisor ni tostadora, pero qué se la va a hacer, algunos hemos tirado nuestro futuro económico en base a los mismos criterios expuestos por usted, no era sólo el dinero o la comodidad, ahora, a toro pasado gusta pensar y dejarse llevar. Corto y magnífico el relato, Sr. García Francés. Espero...

si, bwana dijo...

¿Dónde ha conseguido Vd. esa fotografía?
¡si estoy yo con el amigo van der Vrey cuando contratábamos porteadores! Haga el favor de enviármela, se lo ruego.

Anónimo dijo...

Al ver la primera foto, tuve mis dudas.Durante un instante pensé que se trataba de los vástagos reales, tan rubios ellos, tan hermosos, tan principitos.....
Desde luego, D. García Francés, tengo la secreta idea de que una conversación con usted debe de ser de lo más productiva a la par que instructiva....

Javier dijo...

D. Alfredo: Lo de la bañera me dejó tocado, preferiría que, aunque lo haya sufrido, lo hubiese pasado por alto.

Un abrazo.

Beatriz dijo...

ayyy, D. Alfredo, que el bilbainito se nos ha puesto nostálgico!
Muy buenos estos relatos de su primera juventud, siga siga, por favor.
¿Nunca pensó escribir su autobiografía? Con tantos avatares me resulta curioso que lo lo haga.

Atila el Huno dijo...

Maestro!!

Qué lujo el regalo que nos hace a sus incodicionales.

...aunque me pregunto cuándo hizo esa foto a Mr Bwana??!!, no le hacía yo tan...eehhhh...mmmmm... :-D

García Francés dijo...

Agotadora, D. Persio, era una vida extenuante.

Mi padre me incluía entre aquellos de quienes solía decir "cuanto trabajan para no trabajar".

Saludos, amigo.

García Francés dijo...

D. Iojanan, veo que mi relato le hace reflexionar, además de entretenerle. Me alegra doblemente.

Pero, siga, siga y verá que no fue oro todo lo que relucía... Eso sí, libertad a tope.

García Francés dijo...

No, D. Bwana, en la foto aparece usted con la señora van der Vrey y uno de los porteadores indígenas.

Pronto aparecerá colgada... tenga paciencia, por favor. Le prometo que en cuanto pase la Semana Santa...

Un abrazo, amigo.

García Francés dijo...

Estoy convencido de que mi conversación será igual de interesante que la suya aunque, eso sí, en mi caso más larga por la edad.

Cuando quiera, Dª Menda, empezamos la charla. Me encantará, Doñita.

García Francés dijo...

Siento haber herido sus sentimientos, D. Javier. Pero así es la vida del inmigrante ilegal. Jodida.

Hoy ya me baño con agua para mí solito. Un abrazo,amigo.

García Francés dijo...

Dª Beatriz, es sólo un poco de melancolía semanasantera. Nada grave.

Y, por supuesto, usted tiene algo de culpa por alejarme del cotilleo y la crítica política.

Un abrazo,grande, Doña.

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