Aquel mes de Noviembre yo tenía cuarenta años, acababa de ganar el Premio Nacional de Periodismo y trabajaba como editor gráfico con los mejores fotógrafos de la prensa española en el diario El País.
Al llegar a casa aquella noche preparé algo para cenar y puse las noticias en la TV porque siempre seguía al minuto la información nacional e internacional.
Con el primer bocado me caí de culo. Un montón de hijoputas felices había trepado encima del muro de Berlín. Recuerdo a uno de ellos, en cuclillas, protegiéndose con un paraguas de los potentes manguerazos de agua comunista que lanzaban los vopos.
Coño, pensé estupefacto mientras comenzaba a telefonear, ¡en Berlín o hay una masacre o cambia la historia! Contacté con una fotógrafa colaboradora en Alemania y me prometió tomar el primer tren a Berlín. Luego llamé a Luis Magán, antiguo militante de izquierdas y un fotoperiodista sereno y capaz de conservar el humor en medio del desembarco de Normandia. Como supuse le interesó el acontecimiento y, con su propia tarjeta de crédito, compró un pasaje y marchó en el primer avión.
En la reunión mañanera del periódico todo eran promesas, "vamos a ir, ahora les llamo, nos ponemos en marcha..." menos el departamento de Fotografia: "Tengo una persona en el muro y otra estará allí en un par de horas. Las primeras fotos propias llegarán antes del medio día".
Entonces el subdirector al mando, me miró y lanzó la pregunta de la vergüenza: "¿Quién te ha autorizado?". "He tomado la decisión como responsable de la sección, respondí, si me he equivocado hago volver a los fotógrafos y pago los gastos de mi bolsillo. Luego, cuando tú lo decidas, los vuelvo a enviar".
El día que cayó el muro de Berlín aprendí que El País ya no era lo que fue y que el periodismo en España pronto sería una mierda de luchas sectarias. Quizás un día de estos les cuente quién era el periodista burócrata. Por cierto, aquel día tuvimos unas excelentes fotos de producción propia.
Con el primer bocado me caí de culo. Un montón de hijoputas felices había trepado encima del muro de Berlín. Recuerdo a uno de ellos, en cuclillas, protegiéndose con un paraguas de los potentes manguerazos de agua comunista que lanzaban los vopos.
Coño, pensé estupefacto mientras comenzaba a telefonear, ¡en Berlín o hay una masacre o cambia la historia! Contacté con una fotógrafa colaboradora en Alemania y me prometió tomar el primer tren a Berlín. Luego llamé a Luis Magán, antiguo militante de izquierdas y un fotoperiodista sereno y capaz de conservar el humor en medio del desembarco de Normandia. Como supuse le interesó el acontecimiento y, con su propia tarjeta de crédito, compró un pasaje y marchó en el primer avión.
En la reunión mañanera del periódico todo eran promesas, "vamos a ir, ahora les llamo, nos ponemos en marcha..." menos el departamento de Fotografia: "Tengo una persona en el muro y otra estará allí en un par de horas. Las primeras fotos propias llegarán antes del medio día".
Entonces el subdirector al mando, me miró y lanzó la pregunta de la vergüenza: "¿Quién te ha autorizado?". "He tomado la decisión como responsable de la sección, respondí, si me he equivocado hago volver a los fotógrafos y pago los gastos de mi bolsillo. Luego, cuando tú lo decidas, los vuelvo a enviar".
El día que cayó el muro de Berlín aprendí que El País ya no era lo que fue y que el periodismo en España pronto sería una mierda de luchas sectarias. Quizás un día de estos les cuente quién era el periodista burócrata. Por cierto, aquel día tuvimos unas excelentes fotos de producción propia.
15 comentarios:
oju lo que usted ha vivido querido amigo...menuda se la liaron eh...hizo usted bien contestandole aquello...un abrazo...espero que su santa siga bien...
Unas fotos fabulosos, D. García. Un saludo.
Así se escribe y se sufre la Historia, amigo D. Alfredo.
¿Queda periodismo en España? ¿O es todo mentira?
Lo de: ¿Quién te ha autorizado?, como que queda muy español, ¿no? Su contestación, D. Alfredo, creo que fue correcta aunque le faltó añadir: "A partir de ahora, tráteme de usted".
Un abrazo y… creo que, en gran medida, los desastres de España vienen por no dejar vía libre a los mejores (cada uno en su campo, claro). Por cierto, espero que su madre siga mejorando.
Comandantee!!
Y tanto que cayó die Mauer!!.
Estoy oyendo en la radio que lo primero que hicieron los del Este fue venir al mundo libre sonriendo...y gastándose sus ahorros, que parece ser que no eran poca cosa ya que allí no había dónde o en qué gastar, en modernos coches nuevos del Oeste y más y más cosas del mundo libre. De modo que cuando al año siguiente llegó la crisis económica, conocieron por primera vez en sus vidas lo que era el desempleo, la pobreza y las deudas...y el desprecio de los del Oeste y el mote de perrones y subsidiados y....¡¡Los Prusianos se convirtieron en los andaluces de Alemania! ¡manda güevos!
Un abrazo para Usted y un besico curativo para su mamá!!
Historia viva, Don Alfredo. Eso es usted, Historia viva.
Excelente entrada, amigo mío. Muchas gracias.
Bien hecho D. Alfredo ....que aprendan que nunca estamos donde debemos....Usted ya sabe por qué lo digo.
Esa Sección ha perdido a un fotografo comprometido
Lo que debería haber hecho ese subdirector era felicitarle por su olfato periódístico y ponerle como ejemplo ante sus otros compañeros. ¡Qué mala es la envidia! Y qué sobrados vamos de ella en este país.
Un cordial saludo Monsieur García.
Don Alfredo, el Muro para quien lo fotografía.
Gracias por sus palabras de afecto, D. Alijodos.
Y respecto a El País tengo tantas anécdotas como para llenar una maleta... Un enorme abrazo, amigo.
Gracias, Dª Menda. Usted siempre sabe halagarme, Doñita.
D. Pedro, pese a los últimos desgraciados acontecimientos, no piense que me he olvidado de nuestro proyecto cañero.
Un abrazo bien fuerte, amigo.
D. Supersalvajuan, ¿recuerda la frase de Cadalso en sus Cartas Marruecas? "Ya no hay patriotismo porque no hay Patria", dijo.
Pues "ya no hay periodismo porque no hay periodistas, sólo quedan mercenarios de la prensa".
Exagerando, amigo.
Y qué buen periódico era El País y hay que ver lo que praderas, estefanías y polacos varios consiguieron hacerle.
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