Los grandes tiburones financieros ya han olfateado las recientes heridas europeas. Los escualos atacan a los surfistas que nadan sobre sus tablas. Atraídos por el chapoteo, emergen veloces y muerden plancha y hombre a la vez. El primer bocado les contraría. Prueban la sangre pero les disgustan los sándwiches de hombre y tabla.
Ahora los depredadores, ávidos de sangre, siguen el rastro de las economías heridas que se arrastran agónicamente hacia la playa. Sin tabla. Mentiras y promesas incumplidas, reformas tibias y dubitativas, derivas populistas, política económica descaminada y despilfarro autonómico, brutal paro encubierto, son la carnaza que atrae a los killers dentudos. Cuando muerdan de nuevo, no abrirán las mandíbulas, no soltarán la presa.
viernes, 19 de noviembre de 2010
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20 comentarios:
Leñe, Sr. Francés, tal como usted lo dice no hay optimismo que valga! Usted nos hunde, amigo. Pero más vale que estemos preparados. Lo que ignoro es si son tiburones o pirañas; lo cierto es que a más debilidad más atrevidos se muestran.
Tenía razón mi amigo, les resulta más barato comprarnos que invadirnos.
Los tiburones que nos comen son en muchos casos hijos de hombres y mujeres que se ven hoy comidos. Voraces escualos adiestrados en universidades públicas y privadas para un fin concreto, hacer rentable todo cuanto tocan. Hijos predilectos de los que alardear en la cola de la plaza o del supermercado, también en los amables salones de las más selectas sociedades. Hombres y mujeres cuyos logros y ascensos son celebrados allí por donde pasan, en la medida en que cumplen a la perfección con el papel que le fue encomendado, depredar en nuestro nombre, cobrar como perros de caza la pieza del beneficio y traerlo aún babado de sangre y plomo a nuestra cuenta de resultados.
Son lo que son, un puñado de desalmados a los que llamamos: magos de las finanzas, brókeres, asesores, directivos... En sus manos estamos, de la mano de gobiernos dirigidos por hombres de desecho, de segunda fila, de los que no dan la talla en los océanos del gran capital y se han de conformar con patrullar por los meandros de las administraciones públicas, a estos les llamamos: políticos, estadistas, ministros, presidentes, secretarios de estado, altos funcionarios….
Lo que resta, yo resto, aquí andamos, acordándonos al unísono o por turnos, de la madres de unos y de otros, mirándolos como si no fueran de nuestra grey, sospechando de ellos y entregándonos a ellos, jugando al fin su número en la ruleta trucada de su sucios manejos.
Perdone la extensión, pero es que Ud. nos busca y nos encuentra, la boca del escualo y el sabernos comidos por estados me llena de ira, tanta que quizá mañana les vote y encargue, si consigo juntar unos euros, cuarto y mitad de deuda pública.
Reciba un fraternal abrazo.
Ya se sabe Don, prometer hasta el meter... ;)
Un abrazo.
Que genio es usted,D.Alfredo...sólo eso.
Besos.
Comandantee!!
Está Usted hecho un pedazo de Huno!!
Amigo Don Cesar,
No se preocupe Vd. demasiado en saber lo que son. Son buitres carroñeros. Cuando la economía fue bien, ellos se quedaban con los beneficios; ahora, que va mal, quieren que los desperfectossean compartidos por todos.
Dentro de tantas desgracias, una buena noticia; Montilla se presenta ahora, pero no se presentará a una tercera reelección.
Lo que él no dice es que no va a salir ni en ésta.
Afectuso saludo para Don Alfredo y Don Cesar,
Antonio
La voracidad del depredador no tiene límites. Aún quedan, después, los carroñeros.
Muy gráfico panorama, señor García, que contagia perfectamente de su indignación. Para quien no estuviera ya en ella, por supuesto.
Claro que siempre queda la esperanza de que las cosas no vayan a peores. Que se lo digan si no a los haitianos.
El optimismo es gratis, como el pesimismo. Lo que no es gratis es comer o pagar la hipoteca. No tocará la flauta para que las dentelladas de su tiburón se lleven primero a los causantes de la mordida.
Como dice hoy Mingote: “Que pena no ser extranjero para morirse de risa”.
Saludos.
Jose Alfonso, tu primer párrafo es casi un calco- si exceptuamos tu estilo, del que yo carezco- del último párrafo de una reflexión que he enviado para EL DEBATE y que posiblemente no aparezca por lo extenso de su contenido.
Me apetecía mirar la playa desde el mar; siempre había mirado el mar desde la playa.
Que frase más bonita la de D.Cèsar...
Me apetecía mirar la playa desde el mar; siempre había mirado el mar desde la playa.
A mi me gusta mirar el mar desde la playa,se ve como si fuese infinito...
Antaño hubo en Estepaís intrépidos capitanes que se enfrentaron a todos los peligros de los mares.
Ni escualos, ni vientos, ni calmas chichas les intimidaban.
Hoy nos conduce un capitán que no sabe guiar el barco, y mucho menos enfrentarse a los peligros de la mar (debiera remar en el estanque del Retiro).
Parece que la marinería pudiera amotinarse, pero prefiere hundirse plácidamente mientras ve Teledeporte antes que hacer un esfuerzo y remar contra el viento.
La historia de Estepaís, caballero, y no es defensa de nadie, está llena de canallas tan grandes o más que el que nos gobierna. Debemos ser, los humanos, de una pasta especial que todo lo soportamos...
Lamento haberle jodido el finde, D. César, pero la cosa está muy malita. Y se va aponer peor.
Nos van a moder hasta las truchas.
Un abrazo, amigo mío.
D. José Alfonso, en los mercados no hay maldad. Sólo negocio. Cuando nos hemos beneficiado era porque estábamos jodiendo a otros porque nadie gana sin que otro pierda. Usted lo ha dicho perfecto, "depredan en nuestro nombre" y mientras aciertan y hacen que nos forremos, los amamos profundamente.
Es cuando se equivocan, cuando "nuestros hijos de puta" nos resultan odiosos. Porque sabemos que ellos están blindados y los platos rotos los vamos a pagar el común de los mortales.
Ni los pobres de solemnidad ni los grandes emporios. Usted y yo, los pequeños ahorradores, los empleados, los pensionistas. Los nuevos parias de la tierra. Y ahí, es cuando surge la moderna ira. La misma que llevó a los hambrientos a asaltar los palacios de María Antonieta.
Con todo mi afecto, amigo mío.
Dª Zarzamora, efectivamente, y después de metido, ¡anda y que te vayan dando!
Un abrazo, querida.
Gracias por su afecto, Dª Nazaríes, amiga mía.
Rey de los Hunos, como muy bien dice D. José Alfonso, es la ira, la mala leche. La rabia.
Atice, guerrero, atice.
D. Javier, genial Mingote, efectivamente sería cojonudo reírse desde lejos.
Los carroñeros vendrá a sacarnos los ojos cuando aún estemos vivos. Acierta usted.
Me encantaría pensar que los cosas irán a mejor, pero dije que Irlanda tendría que ser sostenida en 15 días y me pasé de optimista. Ha sido antes.
No hay flauta, ya está empeñada. Simplemente, dictarán algunas medidas engañabobos, a modo de tranquilizador desinfectante cutáneo, antes de que nos muerdan los depredadores.
Un abrazo, amigo mío.
D. César, perdóneme, pero no estoy en el campo donde tengo los archivos y no sé a que trabajo se refiere.
Me ha sucedido lo mismo con Dª Empar. No regreso hasta pasado mañana pero no tema que hablaremos y, desde luego, lo extenso no impedirá la publicación. Excepcionalmente.
Un abrazo, amigo mío.
Efectivamente, no hay visos de motin, ni de rebelión a bordo, D. Aspirante.
Eso queda para los sindicatos, que la montarán tarde, cuando, como ya lo es, sea evidente que no habrá ayuda para España mientras el pintamonas del piloto de la nave no haga de UNA PUTA VEZ lo que debió hacer hace dos años.
Un abrazo, amigo mío.
Efectivamente, D. César, este pueblo, partido en trozos, ya no es lo que era.
Hoy, mientras pagaba la hipoteca y se compraba el 4X4, ha soportado gustoso la tiranía. Veremos cuando, al fin, la ciudadanía comprenda que estamos en la ruina.
Abrazos, querido amigo.
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