D. Ramón Rubial fue un hombre serio, amable y presidente del preautonómico Gobierno Vasco. Lenchu Rubial, su hija, era encantadora y pilló cacho. Senadora y presidenta de la Fundación "Españoles en el Mundo". Luego, llegó el turno de la nietísima. A Eider Gardiazábal Rubial, le tocó ser europarlamentaria. Sagas de camisas viejas del PSOE. Como los Pajín. Como los Aído.
Dinastías en las que el mérito disminuye según se acumulan las generaciones. Las sobras de los viejos linajes socialistas. La niña, por 300 euros, ha manchado la memoria del abuelo. Lo siento por D. Ramón.
jueves, 10 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
Al igual que suele pasar en las dinastias monarquicas o en las empresariales, lo normal es que la descendencia no este a la altura. Supongo que es la naturaleza acomodaticia humana.
Creo que por ley, una vez alcanzada en la familia la cota más alta o un nivel importante en algo, habría que cambiar de apellido a la generación siguiente, para que además de cargarse su nombre, no se carguen el de sus antepasados que se labraron el suyo
En el fondo, D. Alfredo, es la expresión de una arrogancia alimentada por la impunidad.
Se admiten apuestas sobre las consecuencias.
Reciba un abrazo
Saludos, don Alfredo.
La izquierda ha tenido figuras decentes, como la derecha las ha tenido lamentables.
Ramón Rubial es recordado, más que por actos, por una imágen venerable: el viejo antifranquista que llega al poder en su ancianidad y se comporta de manera conciliadora, patriarcal.
La continuación de la historia recuerda mucho a aquél cuento de la antigua China sobre Pu-Chang-Li, venerado gobernante que falleció en el amor de su pueblo.
Quedaron sus hijos: Los hijos de Pu.
Ahora entiendo porqué las monjas del post anterior guardaban las perras en la falchoca.
Un abrazo.
Dignidad y honradez. Es lo que nos daban nuestras madres con la leche. Y dicen que lo que se aprende en la cuna siempre dura. Por tanto, el silogismo es fácil; tenemos que ver qué le estamos dando a nuestros hijos para que desprecien principios de ética elemental.
Toda la sociedad tiene responsabilidad. No creo que tenga que ser una discusión entre izquierdas y derechas sino entre moralidad y falta de ella.
Está muy extendida la especie de que robar a las instituciones es lícito. Pero cuando hay que reponer el parné nos llaman a usted y a mí, Sr. Francés, y no nos van a llegar los derechos de las novelas para pagar el desaguisado.
De las mías no, que están por escribir.
Ley de vida, D. Sostrato. Muy buena su propuesta de los cambios de apellido. Yo añadiría, y mediante transfusión, de sangre también. Y, si es posible de nacionalidad.
Un abrazo, amigo mío.
Según parece la arrogancia en infinita, D. Javir.
Dice la eurodiputada: "Es algo totalmente generalizado"... no se trata de un ROBO, sino de algo totalmente "LEGAL"... "Quiero dejar claro que ni yo ni nadie ha robado"...
Ni un puto átomo de autocrítica. Un abrazo, amigo mío
Hombreeee, que es una práctica generalizada, pues sí, para que va usted, señora diputada(o lo que sea) a engañarnos..Pero que cobre usted por un trabajo que no ha hechooo...
¿Qué diría usted si el taxista que la lleva al aeropuerto con tanta premura,la deja en su escaño y le cobra la carrera?
Lo dicho en el comentario anterior, es cosa de integridad.
Don Alfredo,
¿Cómo puede Vd. quedarse atónito porque una persona, mujer en este caso, como es Doña Eider G. Rubial, que se dedica a la Política, se pringue con 300 €?
Seamos todos comprensivos con ella: con la cantidad de robos y ¡con qué cantidades! que vemos cada día en multitud de personajes que se dedican a la Res publica, lo de Doña Eider es un pecado venial: comparado con otras fechorías de otras y otros, no merece ni siquiera aparecer en Las Crónicas Parlamentarias.
Un abrazo, Don Alfredo.
Antonio
¡No hay delito, no es ilegal! El carácter estratégico, ingenuo y sórdido de esta mediocre negación de la realidad, la que se está produciendo desde los poderes políticos, representa mucho más que una cruel, interesada y vergonzosa apropiación de lo ajeno. Es la raíz de un nihilismo cruel e irresponsable que destruye incluso la duda metódica de la misma negación metódica, la destrucción esmerada de todo lo que aún se oculta en el individuo social, los resortes que alimentan cualquier atisbo de rebelión.
Preguntarle a la señora madre si la acción de su señora hija, además de legal, la considera legitima, sería llevarnos a una discusión bizantina.
Pues a la pata la llana, D. Alfredo: una cara dura es una caradura. Y punto. Decía mi abuela.
Un abrazo
Teniendo en cuenta lo que roban muchos políticos, cuyos nombres nos vienen a la memoria rápidamente. Lo que malgastan y lo bien que viven a cuenta del presupuesto público, por ejemplo la Sr. Botella que va a la peluquería en coche oficial con chofer y 4 guardaespaldas.
Hay mucha desvergüenza en la política. Pero no hay que confundir al abuelo con la nieta. Porque él no es responsable de lo que ella haga.
Saludos.
Publicar un comentario