viernes, 27 de enero de 2012
LA NOCHE DE LOS GITANOS, el lejano descanso
Tras entregar una novela al editor comienza el proceso industrial y de promoción. Uno pare el libro con más o menos dolor y, después, comienzan las revisiones, presentaciones, promociones y otras servidumbres. Así, cuando el novelista teclea la palabra FIN, aún falta mucho para el ansiado desparrame playero. Siempre me queda la bañera.
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3 comentarios:
De niño escuchaba en casa historias espeluznantes sobre gitanos que se comían a la gente. Más tarde, en la mili, me asocié con uno para ganar unas pesetillas; él me dejaba los instrumentos y yo cortaba el pelo a los soldados, oficio que había practicado en el internado. Así me gané unas pelillas, ya que en mi casa no les llegaba para el caldo. Que por algo uno salió defensor de las causas perdidas. Debo decir en honor de Antonio, el gitano, que jamás me solicitó comisión por las herramientas.
Espero poder leer su punto de vista siempre diferente y enriquecedor.
Más sobre los “Gitanos”. Copio del Diccionario Etimológico de Corominas, el mejor existente para el Castellano:
“Cíngaro”, documentado por primera vez en 1570, significó también “egipcio” en el período clásico; probablemente procede de “egiptano”, derivado de “Egipto”, por haber afirmado los gitanos que procedían de este país.
Derivados: “Gitanería”. “Gitanesco”. “Agitanado”.
Con sumo placer.
Antonio
Apúnteme para cuando sea la presentación en la capital del mundo.
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