La muerte de KUKI, José Luis, supuso el mayor sufrimiento de mi vida, un desgarro del alma tan profundo que me arrastró a una brutal depresión que me atrapó durante años. Todos los día recuerdo a “mon frère, l’espagnol le plus parisien du monde”. Hoy siento su presencia apasionada ante el televisor. Esperando el Nadal-Ferrer. Visitaré a mamá, sonreiré y no diré nada. Pero la melancolía me cruje.
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