¡Sois unas nenazas...!

“Pido a la derecha que deje de usar los símbolos y los sentimientos entre españoles y hará un gran servicio a la unidad del país si no los usa”, dijo Zapatero en El País, 4 de Julio de 2008, criticando lo que considera utilización por parte del PP de los símbolos tras la victoria de España en la Eurocopa de fútbol. Y continuó: "Espero que la derecha no haga con la lengua de todos lo que ha hecho con la bandera de todos y con las banderas de todos”. ¡Nenazas!

Dice Zapatero que la derecha les ha quitado la bandera y ahora quiere quitarles la lengua. Son unas nenazas.

La bandera la tiraron ellos al suelo porque les recordaba la de que quienes les hicieron perder la guerra. Pero, desde la Constitución, esa bandera pasó a ser la de todos y, si no la enarbolaron, fue porque no les dio la gana, porque querían vendernos la tricolor de la República. Renunciaron a ella. Nunca han querido a la bandera de España.

Pero la gente es tozuda y, cada día más, se envuelve, busca la calidez de la bandera roja y amarilla. Son escasos los viejitos que añoran la tricolor, demasiado asociada a una feliz república asaltademocracias, matacura y quemaconventos. Y, entre los jóvenes, salvo los radicales y los antiglobalización, nadie se acuerda de ella.

Ahora que para salvar el culo el presidente ha tenido que cambiar de chaqueta y, como su odiado Bush, ponerse una insignia con la bandera española en la solapa, ahora, nos dicen que la derecha también quiere robarles la lengua.

¡Profe, que me han quitado la bandera! ¡Seño, que me quitan el idioma! Son peores que niñatas de colegio. Chivatos.

Mentira, nenazas, abandonásteis la bandera y habéis traicionado el idioma. Y junto a vosotros, también, esos pichadulces autonomistas del PP. Hoy hasta Fraga, el feroz tragasables, es abertzale.
Ahora que véis que los españoles queremos defender nuestra, y vuestra, bandera; ahora que véis que queremos defender nuestro, y vuestro, idioma común, intentáis reivindicarlos. Míos o de la tumba fría. Pero, antes, los habéis abandonado. Por eso os irrita que los defendamos, nenazas. Por cobardía.