sábado, 18 de octubre de 2008
Homenaje a Dani y a los azulones
Hace muchos años, cuando se cazaba en el pantano de Entrepeñas, Guadalajara, yo recién llegado a Madrid, acompañaba en sus excursiones a Ismael Tragacete, un genial camarero toledano varias veces campeón de España de caza menor y, a un estupendo periodista deportivo, mi amigo Juan Mora.
En la época de patos, con frío, nieve o lluvia, llegábamos mucho antes de amanecer a Sacedón. Junto al muro del pantano teníamos alquilado un garaje donde guardábamos una barquita que nos permitía, en la negrura de la noche, atravesar el llamado Mar de Castilla para colocar los cimbeles y camuflarnos entre los carrizos de la otra orilla.
Si me hubieran exigido hacer lo mismo por motivos laborales, hubiera demandado a mis patrones ante el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo. Nos jugábamos la vida cargados con botas de goma altas hasta el pecho, toneladas de cartuchos, escopetas, meriendas y, en caso de accidente, hubiéramos ido a pique sin poder nadar un metro.
Todo por los patos azulones. Para mí, la cacería más emocionante por el instinto y la rapidez de esta especie. Los ánades reales o azulones vuelan poderosa y rápidamente a una altura considerable. Para tirarles, además de no dejarse ver, el cazador deberá lograr un muy buen swing, es decir: el movimiento de encare de la escopeta, puntería y disparo deberán ser muy coordinados. Como en el golf.
La pregunta de los novatos siempre es la misma, ¿Cuánto hay que adelantar el disparo? Varía en relación a la distancia y la posición del tirador, de las condiciones climatológicas y de la hora. En las primeras horas de la mañana cuando el pato pasa muy bajo, se adelanta menos. Cuando pasan más altos hay que adelantar el tiro ya que los plomos tardarán mayor tiempo en alcanzarles.
A mí nunca me ha gustado cazar con semiautomáticas, repetidoras, siempre he utilizado mi vieja Winchester, de corredera, con cartuchos calibre 12 de 34-36 gramos y plomo del 6 o del 5.
Ya sé que la caza es políticamente incorrecta y hace mucho tiempo que ya no cazo, ni perdiz, ni pato, ni guarros, ni nada. Pero hoy tenía el día melancólico y he querido homenajear a Dani Corcuera, un familiar, ahogado en un pantano de Burgos cazando patos. Aquel día yo debí estar con él en la barca.
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8 comentarios:
Pese a haberme criado en una familia de cazadores, pronto me apartó de tan respetable senda una complicidad más profunda aún por los bichos del campo.
No soy, ni mucho menos, un enemigo de la caza bien entendida, y encontrarme con un cochino en pleno monte, le pone todos los pelos de punta al Cromagnon que hay en mí.
Pero me resulta difícil afrontar los ojos de un corzo muerto,o el preciosísimo juguete roto que es un azulón caído a tierra.
Perder un amigo es perder un trozo de uno mismo. Bien lo sé.
Sirva aquí como consuelo que, aunque estúpida y terrible, la muerte en accidente de caza tiene también algo poético... entendido como una de esas simetrías tan del gusto de Homero:
El héroe ha de morir en su medio, haciendo lo que le era más propio.
Confío en que Dani haya alcanzado su Valhalla, y que los azulones 'del otro lado' no le guardarán rencor.
Que la tierra le sea leve.
Su relato D. Alfredo, me ha resultado grato ... hasta el luctuoso capítulo final. No se si hubiera a compañado Vd. al infortunado Corcuera hoy estarían ambos en este mundo ... o en el alternativo.
Mi idea era corresponder a su visita a mi modesto "bilbaínodepro", sobre la que he dejado "in situ" el comentario que aquí le reproduzco:
'''''Ferchu dijo...
D. Alfredo ... sus buenas ideas no hacen sino poner de manifiesto mi falta de reflejos.
Por supuesto que estoy de acuerdo con Vd. La única "pega" que le pongo es que en ocasiones (muchas, demasiadas) carezco de agilidad para atender los requerimientos de la actualidad. Si se fija ... mi post de hoy, y el de mañana, tienen una hora de "subida" muy redonda. Why? ... porque estan programados desde el viernes; en ocasiones el sabado y el domingo me pillan escalando un picu en bici en Asturies o descendiendo en kayak un rio.
Así que, si esta dispuesto a consentirme que a veces me retrase un tanto, cuente conmigo para este experimento ciberespacial. (De hecho el enlace que le comenté el viernes ... no lo podré hacer efectivo hasta el lunes, Deo volente).
18 de octubre de 2008 20:17''''
D. Alberto, ya me dirá cómo se hace eso que propone de enlazar los comentarios.
Por mi encantado, pero ha de explicarme qué es lo que debo hacer, pues eso que me cuenta para mí son magias sólo al alcance de doña Ostra.
Salud
Entiendo lo que me dice sobre los ojos muertos de las presas, querido Sans Foy, pero lo achaco a su alma sensible de poeta.
Yo soy más asilvestrado, más bestia que usted, vamos, y durante años, protegido con el ensayo sobre la caza de Ortega y Gasset, seguí cazando. Hoy me pasa como a usted y, además, para serle del todo sincero, abandoné la caza por los mil papeleos que imponen las distintas autonómias.
La muerte de Dani, es un recuerdo de adolescente, era marido de una tía mía, y el tipo atlético que siempre me animaba a bucear, a cazar, a pescar. Un fin de semana me llamó para llevarme a cazar al pantano. Mi padre se negó porque mis notas no habían sido lo brillantes que él esperaba y Dani se marchó sin mí.
De los tres que iban en la barca se salvó uno, el que no sabía nadar y aguantó agarrado al casco. Los otros dos, buenos nadadores, murieron ahogados por hipotermia.
El día otoñal que hizo ayer me trajo a la memoria los azulones y aquel primer gran dolor adolescente por la muerte de un amigo.
Gracias por su sensiblidad, Monsieur.Leer sus palabras me ayudó mucho a serenarme. Un abrazo, querido.
D. Ferchu, estas son las historias que van conformando nuestra vida y nuestro carácter. El día otoñal me inundó de melancolía por la caza y por el admirado amigo muerto.
Usted no se preocupe de la actualidad, D. Ferchu, yo le comentaré si podemos hacer algo porque lo primero es resolver el cómo colgar cada comentario en la página del otro. Tengo que preguntar a los remeros entendidos y, después, le comento.
Pero, no tema, en ningún caso será una obligación para usted ni para mí. Sólo un placer.
El primer paso es enlazarnos el uno al otro. Pero, sin prisa, D. Ferchu, cuando tenga ganas y tiempo.
Mientras disfrute de la vida, de sus escaladas en bici o sus descensos de ríos bravos y reciba este cordial saludo de su amigo.
D. Rubín, tengo que habalr con los técnicos de la Chalupa para ver si son capaces de explicármelo (lo de cear un espacio para el intercambio). Después ya decidiremos.
Mientras, el primer paso es poner un enlace de un blog al otro. Eso debe ser fácil, aunque a mí me han ayudado a hacerlo. De todas maneras, no se preocupe, amigo, se trata de pasarlo bien, sin que la tecnología nos rompa los nervios.
Le tendré al corriente.
Sr. García Francés.
Es usted una caja de sorpresas, golfista (me pregunto qué tal estará Seve) y cazador... de patos!!!
Algunos de los mejores recuerdos que tengo son de mis cacerías de patos. Mi padre se compró una piragua canadiense hace 45 años y bajaba rios de Soria y Burgos cazando patos. Un día volcaron él y un amigo en pleno enero y no se ahogaron de milagro. Recuperaron la piragua y las escopetas aparecieron cuando el río bajó en primavera (la tengo en casa). La piragua me la llevé a Menorca y la utilicé unos años para hacer pesca submarina en lugares recónditos, así que cambié los patos por los meros. Un buen día se la llevó la mar y supongo que ahora estará en algún lugar de Tunez o de Libia. Qué historias!
Por cierto, acabo de llegar de cazar en la Sierra de Alcudia (andando poco y con bastón, que estoy jodido). Después de muchos años de moverme por el mundo pensé que nunca volvería a cazar, pero ya ve, debe ser un instinto irrefrenable pero el caso es que lo he pasado teta y, aunque pueda parecer una incongruencia, creo que cada vez tengo más respeto por los animales y más amor por la naturaleza.
Un saludo.
D.Gorkataplines, me ha emocionado con su comentario sobre los azulones, la piragua y las aventurás de su papá. Veo que hemos compartido muchas más cosas de las que pensábamos.
Yo también volqué en el Nájera, ¿o era el Najerilla?, en invierno y creí morir del dolor del agua helada en las piernas. Me arrastré a la orilla, me tendí al sol detrás de una tapia y me arranqué la ropa. Hasta que me calenté y pude caminar. Espero que un día me enseñe esa escopeta.
La fuga de su piragua, abandonando Menorca, los meros y a usted mismo es pura poesía. Seguro que se la quedó Gadafi y la tiene en el Museo de la Guerra de Trípoli para mostrar a los libios como un comando de yanquees capitalistas pretendió invadir en barca la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista.
D.Gorka, a pesar de su lesión de la que veo que se recupera despacio, ¿todavía tiene usted ganas de cazar?
Sí, ya veo que lo ha disfrutado y que viene entusiasmado. Es verdad que, aun habiendo sido siempre respetuosos con la naturaleza, cada día lo somos más. Yo hace diez años que no pego un tiro. Y a veces me sacude la melancolía.
Un abrazo, querido amigo.
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