El Atlético de Madrid se pasea por el mundo como súper campeón después de un partido soberbio en el que ha dado una lección de autoridad sana, esa que crece desde la humildad y el trabajo. Hay un dicho en Irán que afirma: “la mitad de la alegría reside precisamente en hablar de ella”. Creo que no le falta razón a los persas.
El Inter llegaba ha la final de la Supercopa como el gran equipo que lo ha ganado todo y con las apuestas a su favor para llevarse el título. No seré yo quien quite un átomo de mérito a lo que han conseguido los interistas esta temporada pero no puedo esconder, mi decepción porque la rancia propuesta futbolística del Inter sea precisamente la que marca la tendencia ganadora en Europa.
Teniendo una plantilla buena y muy equilibrada, los italianos basan su poderío en el vigor físico y el rigor táctico, "especialmente defensivo". Pues bien, el Atleti ha arrollado al Inter de Milán por ahí, por el rigor táctico y por un derroche físico inteligente y generoso. Si un equipo saltó esa noche al césped con la intención de ser protagonista, ese fue el que dirige Quique Sánchez Flores y no el todo poderoso equipo de Benítez cuyo planteamiento ha sido ridículo y vergonzoso.
Muchas felicidades a esa afición tan generosa que, en los malos y en los buenos momentos, siempre apoyan con sus cánticos. ¡Forza Atleti! Para que las malas lenguas, ¡digan que soy merengón!
1 comentario:
Felicidades a los Atléticos, ya era hora. Sólo lamento que no hayan fichado a Guti!
Excelente crónica!
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