...Los hubo valientes, honrados, leales y dignos. También rufianes, aventureros, asesinos y locos...

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viernes, 3 de diciembre de 2010

Marihuana, olvide Ámsterdam, en Paracuellos del Jarama es legal

Paracuellos del Jarama es un pueblo célebre. Por los inolvidables asesinatos en masa de la Guerra Civil, por ser residencia de Belén Esteban, la Princesa del Pueblo y, hoy, por pionero en el consumo legal de marihuana.


Legal, por el morro, sin esconderse de las multas. Eso sí, en la intimidad, en privado, en el Private Cannabis Club, un bar restaurante que, además, de servir tapas y vinos permite el consumo de maría. Dicen que es el primer coffee-shop español. Si es usted mayor de edad, paga la cuota mensual y le apetece emporrarse, porque se lo receta el médico o porque le da gustito, éste es su Jardín del Edén. Legal. Porque no vende, dispensa. Por favor, móderense.

Una anécdota. La única vez que me fumé un porro fue a medias con una linda hippie a la que intentaba seducir. Me puse tan malo, tan paranoico, que llamé a mi padre médico. Me vino a buscar, me inyectó coramina para superar el morón y nunca más he tenido veleidades de fumeta. Tampoco he vuelto a tontear con hippies. Soy un panoli. ¿Y ustedes?

21 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Bueno francés, esa experiencia la hemos pasado muchos.
Hace más de 30 años en un fumatero de Kamandú, un cigarriloo entre tres pero que ami parece ser me hizo efecto por los otros dos. ¡Mamma mía!! aquellos hombres con turbantes me parecian grotescos y que en cualquier momento sacarían su fenomenal navaja.No pasó nada, todo muy civilizado terminado el humo, nos marchamos al hotel y a mi casi en brazos de mis dos amigos
Nunca más, nunca más !!y nunca más fumé potingues de ese estilo.
Gracias por tu anécdota.
Recibe mi ternura
Sor.Cecilia

José Alfonso Romero P.Seguín dijo...

Deberían generalizarse, como los cementerios, como los geriátricos, como lo manicomios, como los bailes tristes de los años sin música, como las cantinas de las moscas, como los amplios pastizales de libertad que dicen existen en el margen izquierda de todas las cosas aún no establecidas…
Sí, amigo, deberíamos fumar todos, andar todo el día fumados, para que no nos doliera la rabia, para no doler a nadie de rabia, para ser hippy antes que latin king, para nada bueno y no ser así tan malos.
El fumar como los impuestos no debe tener nunca un sentido finalista, sino generalista, es decir, que se puede gastar uno en cualquier cosa, porque de eso mismo se trata, de vagar por lo inconcreto para ir concretándose allí donde más convenga.

No es un grito de libertad pero si una calada de consuelo.
Reciba un fraternal abrazo.

Nazaríes dijo...

D.Alfredo a mi me regalaron unas cuantas flores de maría para hacer infusiones.Se hace té y se le incorpora tan delicada flor.

Hize una tetera llena para experimentar,la llené de flores,la azucaré,y nos la bebimos en una reunión de amigos junto a una cachimba.

Aquello entraba sólo,y entre la maría y el aroma de la cachimba,yo me puse muy malita.Mis amigos tan panchos.Y o empezé a ver doble,la chimenea se me acercaba y alejaba,mi corazón trotaba,las cosas se movian y desaparecían.Intentaba mantener el tipo para disimular.Me entró un hambre atroz,me comí yo solita una docena de piononos,hablaba por los codos y reía con histerismo.

Lo último que recuerdo de esa tarde-noche antes de cerrar los ojos es la animada conversación que mantuve conmigo misma cuando al irme a la cama me encontré en un espejo.

García Francés dijo...

¡Coño. con la monjita viajera! A Dios rogando y con el mazo dando... creo que estaba usted equivocada y cuando escuchó decir aquello de "Dios está entre los pucheros", usted debió entender, "Dios está entre los "PORREROS".

En fin, dada su actual vida de santidada seguro que Él ya lo ha olvidado, hermana.

Un gran abrazo, desde la cruz a la firma, suyo, su devoto hijo.

García Francés dijo...

Me encanta su defensa de la libertad, D. José Alfonso, lamentablemente yo nunca más me acercaré a un porro ni siquiera para pisarlo. No vaya a ser que me pille otro ciego, sin asistencia médica, ahora que mi padre ya nos dejó.

Pero cuente, cuente usted sus experiencias. O mejor, ¿porqué no hace una entrada sobre el tema para ELDEBATE de D. José María?

Abrazos, amigo mío.

García Francés dijo...

Dª Nazaríes usted tiene un pasado muy turbio. Primero, sus conexiones carcelarias no sugieren nada bueno, después todos esos premios sobre el erotismo y la sensualidad, y el control mafioso que intuyo sobre el mundo de la venta ambulante de romero y de la buenaventura gitana en las puertas de las Iglesias granadinas.

Creo que es usted, y disculpe la indiscrección, un personaje como Lany, la prota de mi novela Balas de Carmín, pero en buena. Y, en hetero, supongo.

Disculpe si me equivoco, por adelantado, le presento mis excusas, yo tampoco soy un santo.

Un abrazo, amiga mía.

César dijo...

A ese chiringuito habrá que enviar a los parados que se van a quedar sin asignación, a fin de narcotizarlos y que no sufran las inclemencias de estos tiempos. Al menos se reirán sin motivo alguno, como, dicen, hacen los fumetas empedernidos.
Le juro, Sr. Francés, que he intentado pillar el vicio de fumar-cigarros, no vayamos más allá- pero me fue imposible. Primero porque me entraban unas arcadas de embarazo y segundo por una cuestión económica: en mis tiempos de estudiante no tenía ni un duro, pero cualquier gorrón me olía a cien metros y se cambiaba incluso de acera para pedirme tabaco. Venían todos a mí!
He tenido que tomar la decisión de no comprarlo para no sufrir por ninguno de los dos motivos.

Javier dijo...

A mí me pasó lo mismo pero con una botella de coñac francés (no diré el nombre para evitar la propaganda); me cogí tal colocón que prometí no volver a beber una más, desde ese día me las bebo de dos en dos.

Un abrazo. ;)

García Francés dijo...

No se preocupe, D. César. Si es verdad esa milonga de las becas, los desempleados con prestación de 426 euros pasarán a costarnos 1.000euracos de vellón.

Esi sí. Divididos proporcinalmente, 500 y 500, entre el interesado y, el otro interesado, el sindicato que organice los cursos. Todo por la paz social comprada a precio de oro.

Joder, mira que es usted buena persona. A usted se le acercaban los coleguillas a pedirle cigarrillos y a mi se me acercaban los clochards parisinos a robarme el bocadillo que yo acababa de mangar.

Lamento confesarlo, aunque ya dice Carillo que no hay que arrepentirse de nada y tampoco pedir perdón, pero en mi juventudo, de los 16 a los 20, fui muy pobre y, más que pensar en buscar para tabaco, siempre andaba tras algo de papear.

Por si no ha leído usted esta entrada donde lo cuento, se la dejo aquí. Cuánto aprendí del ser humano cuando me desplomaba hambriento en la calle, amigo mío. Muchos abrazos.

Paris, más hambre que Carracuca

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Ya se sabe: aquí en España lo que más se apoya últimamente es la marginalidad. Montón de campañas contra el tabaco y ahora resulta que la excepción es el porro. Por lo que a mí se refiere, si de algo puedo vacilar en la vida, es de ni siquiera saber qué pasa cuando uno se fuma un porro, aunque, como existe el fumador pasivo, seguro que lo he sido en múltiples ocasiones, porque me ha pasado más de una vez que la proximidad de un porrero casi me tumba al suelo. ¡Es que los porros echan un pestazo que es la hostia!

Ya lo tengo casi pensado y decidido: Antes pensaba irme al Extranjero yéndome a España, pero me parece que ahora voy a tener que irme al Extranjero yéndome también de España.

Un consejo para todos: Mucho mejor comerse un buen jamón de Trevélez, que fumarse un "porro"..

Que lo digo yo, que de jamones entiendo.

Un abrazo, Don Alfredo,

Antonio

García Francés dijo...

D. Antonio, se ve que somos de los cabalitos. Yo, un poco menos que usted.

Me fumé aquel porrazo de hierba afgana de los años 70, mire que la hippie era viajada para la época, y también me agarré un pedo siendo de adolescente. Ese es mi curriculum vitae en cuanto a la ingesta.

No me sucede lo mismo con el jamón de Trevélez, D. Antonio. Ayer recibió el suyo uno de los médicos y me llamó para agradecérmela mientras le caían unos lagrimones como sandias. El otro, lo recibirá el martes.

Y, ayer por la noche probamos en casa la delicia que me envió su sobrino Jose Luis Cano González, los mejores jamones de Trevélez. Hagan caso a D. Antonio, no se priven. Quedarán ustedes encantados del producto y del trato.

Ah, si quieren el teléfono, no duden en pedirlo.

García Francés dijo...

D. Javier, a riesgo de parecer una nenaza le cuento que mi primer cubalibre (y cualquier otra bebida destilada) lo bebí a los 59 años. Fue en Bogotá al firmar la publicación en Colombia, Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico de mi novela Balas de Carmín.

Desde entonces habré bebido unos 40lo que como media es poco más de medio por año de vida. Estoy abochornado.

Y, fíjese, que me he pasado la vida viajando con colegas que llevaban las botellas de güisqui en el bolsillo, en la bolsa de viaje, en el maletero, en el ...

Lo dicho, soy un flojo, tiene usted que darme un master. Abrazos, amigo mío.

Javier dijo...

Hombre, D. Alfredo: Tampoco hay que ponerse así, hay personas que se mueren sin haber bebido nunca, es más: Si Eva no le hubiese dado a probar a Adán la manzana proveniente del árbol de la ciencia del bien y del mal y lo hubiese dejado en paz en la viña, hoy todavía seriamos inmortales, el vino es fuente de vida, bueno, el vino y el alcohol en general siempre que no sea metílico.

Un abrazo y... no seré yo quien le anime a beber si no quiere.

FJavier dijo...

En lo de “panoli” estoy seguro que le supero, don Alfredo. Panoli patético. En resumen.

"Me coloqué de joven con el humo de una pubertad ascética y, a poco que se me pasaba, me acerqué continuando hasta el abismo de un misticismo estoico semi-alcohólico del que pasé al matrimonio, hijo, divorcio y síndrome de alienación parental sin solución de continuidad, otras intentonas golpistas de género, del género estúpido, se entiende, hasta la más absoluta miopía actual. Todo sin psicoterapia."

Es broma.
O casi.

Un abrazo.

PACO HIDALGO dijo...

Pues habrá que darse una vueltecita por Paracuellos, y no precisamente a visitar a la princesa del pueblo, sino a buscar lindas hippies... Un abrazo en este largo puente.

Javier dijo...

D. Alfredo: Hace un par de años, más o menos, le encargué a un hermano mío que está en Madrid su trilogía de "Balas de carmín" y, bien sea porque es medio gilipollas o porque no se fía de mí a la hora del pago, me quedé sin ella, no la quiero encargar directamente porque soy muy escrupuloso a la hora de mantener mi identidad al margen de consideraciones espurias aunque no del SITEL, espero no obstante leerlo pronto y decirle.

Un abrazo.

Maribeluca dijo...

Servidora panoli y media..jamás me he acercado a un porro ni me he cogido una curda de aúpa porque con dos cañitas ya estoy pedete y me lo paso muy bien.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Don Alfredo,

La operación jamón ha resultado todo un éxito por lo que veo. Sepa Vd. y sepan todos los que leen el Blog que, según me ha dicho mi sobrino jamonero, es Vd., Don Alfredo, el mejor cliente que tiene a la hora de pagar. Me dijo que a los cinco minutos de darle él a Vd. el número de cuenta, recibió un mensaje del Banco en su móvil notificándole del ingreso en cuenta. Me imagino yo que la rapidez de Aquiles, si hemos de creer a Homero, para correr, no era nada con la que Vd. tiene para pagar.

En cuanto al tema de los porros, la bebidas, las borracheras, y todo eso…, no se crea Vd., que yo no soy ningún Santo, aunque procuro moderarme. Creo haber cogido sólo una buena trompeta en toda mi vida. Estaba yo, años ha, en Madrid haciendo mis oposiciones en el Instituto Beatriz Galindo. Era un mes de Julio. Cuando me ví en la lista de los aprobados, me volví loco. Esperé al día siguiente para hacer los trámites correspondientes, y seguidamente cogí mi Citroën GS Club y me fui a Travélez a celebrarlo. Llegué allí bien avanzada ya la tarde. No hubo Bacanal, porque no hubo oportunidad: las féminas de entonces, o, por lo menos, las de La Alpujarra, no se dejaban.

Pero eso: jamón, cerveza, jamón, vino, cerveza, vino, más jamón, morcilla, chorizo, etc. Cogí una trompeta que no me mandó al otro mundo porque Dios consideraría que yo era imprescindible en este mundo. Para quitarme la trompeta, es decir, el resacón, me zambullí en el río Guadalfeo aleso de las 10 de la noche. ¡Cojones! ¡Qué fría estaba el agua! Tampoco me morí entonces. Pasé una noche de perros. A la mañana siguiente desayuné churros con chocolate y hasta hoy: se acabaron las trompeteras y las estupideces. Lo máximo: un par de cervecitas con unas tapas de lo que sea.

Bueno, que le aproveche el jamón, a los galenos que tan bien le cuidan y a Vd., Don Alfredo.

Un abrazo,

Antonio

García Francés dijo...

Dª Maribeluca, por Dios, ¡sea buena y comparta conmigo y los revisteros una de esas tardes tan divertidas de risa y cañitas!

Usted, tan sería en sus comentarios, ¿quién lo diría? Ya no se puede uno fiar de nadie, amiga mía, abrazos.

García Francés dijo...

Justa correspondencia a la amabilidad y buenhacer de su sobrino, D. Antonio. Nada más que lo justo.

Su juerga alpujarreña me recuerda otra en Fuenterrabía, nada más cruzar la frontera, después de años en el extranjero. Me esperaba mi hermano mediano y nos comimos un besugo, una chuleta, ensalada y queso de Idiazábal, y,como no, nos trasegamos unos riojas, en mi caso no por hambre ni sed, sino por gula de sabores añorados.

Despúes del atracón, vomité en la carretera hacia Bilbao.

Años después, ya trabajando en Bilbao, también me compré un GS Club cuando llegaron a España.

D. Antonio, nos unen Trevélez y Citroën. Un abrazo, amigo mío.

lola dijo...

María no, pero borrachera una, nos fuimos a celebrar el fin de curso de la Escuela de Idiomas donde estaba, y me puse a beber de todo lo que me echaban, la que estaba a mi lado bebía como un cosaco, cuando me fui a levantar de la mesa casi no podía, una compañera me acercó a mi casa, y para colmo, eso fue castigo de Dios, estaban rotos los dos ascensores, subí las escaleras a cuatro patas, y cuando al fin llegué a mi piso, un 7º, no atinaba a abrir la puerta y por lo visto armé tanto jaleo que mi marido se levantó y me abrió, ¡creí que me moría de la vergüenza!
No he vuelto a celebrar más nada.

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