Amantes de toreros, Lupe Sino, la tórrida pasión de Manolete

La cuadrilla del matador la llamaba LA SERPIENTE, Dª Angustias, la mamá del torero, simplemente BUSCONA y los vencedores no perdonaban el rumor de que hubiera sido la amante de un comisario político del ejército republicano ni los romances con los diestros Domingo Ortega o Antonio Márquez. Siempre le recordaron el estigma de ser una CHICA CHICOTE. En realidad, Antoñita Bronchalo Lopesino, no debía ser tan mala y, dado lo bélico de la época, fue un cañón de señora.

Era actriz secundaria aunque muy conocida en su época. Sacó adelante a sus hermanas y pese a la confusión, no era mexicana, sino española. Pero a la muerte del torero caería sobre ella una plaga bíblica de infamias y calumnias. Hoy Dª Lupe Sino, la amante de Manolete que de ella hablo, hubiera sido la viuda de España y una reina de la prensa del corazón. Pero eran otros tiempos. Y ella una chica topolino.

La entrada de ayer de Dª Gloria Sánchez-Grande, nuestra querida revistera taurina, me recordó la historia de amor de Dª Lupe con el inmortal Manolete, y, hoy la amplío para aquellos que la desconozcan. La gran Pastora Imperio, amiga de la actriz y el torero y ella misma casada con dos grandes matadores, fue la desencadenante en CHICOTE del calentón entre Lupe y Manolete y de que, por decirlo claro, los amantes se pusieran el mundo por MONTERA. Lo normal, tratándose de un torero y una beldad. Era en 1943.

Toros por Dª Gloria Sánchez-Grande
Lo dice, Sabina:

Permanén, con rodete Eva Perón,
parfait amour, rebeca azul marino,
“Maestro, le presento a Lupe Sino,
Lo dejo en buenas manos, matador”.
Antoñita, Lupe Sino, era una belleza de melena ondulada, con impresionantes ojos verdes, una boca de pecado y un hermoso cuerpazo llamativo y rotundo sin caer en exuberantes redondeces de ama de cría. Esta belleza, al parecer gastosa y despilfarradora, fue el único y gran amor de Manolete y durante los cuatro años de su apasionada relación luchó segura de que su amor superaría el repudio de la madre y la cuadrilla del torero.

Pasaron sus momentos más felices en Fuentelaencina (Guadalajara), el año 1946 y el verano del 47. El torero jugaba al frontón, al fútbol, partidas de cartas y dominó en el bar con los lugareños. Iban a bañarse al río y paseaban en el impresionante Hispano-Suiza de Manolete. Allí, y en las temporadas de México alejados de Madrid, ella fue infinitamente feliz con su hombre.

La muerte del diestro la destrozó e hizo que fuera más conocida por su amor, vivía en pecado chocando con la pacata moral impuesta tras la guerra civil, que por su trabajo de actriz. Unos años más tarde, en septiembre de 1959, Lupe murió repentinamente en su casa de Madrid. Y, por no llevar un anillo con una fecha por dentro, la sepultó el silencio.