EQVAE, VENTO GRAVIDAE: MIRABILE DICTV.
Las yeguas, preñadas por el viento: maravilloso es contarlo.
El día 1 de Enero de 2011 Don Alfredo publicaba un texto que hacía honor a su yegua ARUCA:
El Concierto de Año Nuevo, Radetzky y mi yegua ARUCA, "La Pobre"
El día 1 de Enero de 2011 Don Alfredo publicaba un texto que hacía honor a su yegua ARUCA:
El Concierto de Año Nuevo, Radetzky y mi yegua ARUCA, "La Pobre"
Se nota que él entiende mucho de equitación, de caballos, y de yeguas. Eso me proporcionó la idea de recordar una antigua creencia, procedente de Hispania, y recogida en los textos Clásicos, de que las yeguas tienen tan desarrollado el Instinto de Supervivencia de la Especie, que pueden quedar preñadas por el simple olfato de los efluvios del caballo.
La creencia es recogida, entre otros, por Virgilio, en el Libro III de Las Geórgicas. No hay que perder de vista que Virgilio, en su niñez, se había criado entre animales domésticos: pollos, gallinas, caballos, yeguas, asnos, mulos, ovejas, cabras, avejas, cerdos, etc., y es, por ello, un gran conocedor y admirador del mundo animal, con el que empatiza como si de sus hermanos se tratase.
La creencia es recogida, entre otros, por Virgilio, en el Libro III de Las Geórgicas. No hay que perder de vista que Virgilio, en su niñez, se había criado entre animales domésticos: pollos, gallinas, caballos, yeguas, asnos, mulos, ovejas, cabras, avejas, cerdos, etc., y es, por ello, un gran conocedor y admirador del mundo animal, con el que empatiza como si de sus hermanos se tratase.
Peligroso es el camino por el Zodíaco. Mosaico Romano Ca.250 dC. Ovid. Met.II, 78
Veamos los versos más significativos:
Amor omnibus idem (III, 244).
El amor es el mismo para todos.
Y describe a continuación el furor, la furia amorosa, la fuerza erótica, la locura, que se apodera de todos los seres vivientes en aras a la reproducción y perpetuación de la especie.
Scilicet ante omnis furor est insignis equarum (III, 266).
Es, sin duda, el furor amoroso de las yeguas el más sensible de todos.
Y más adelante:
Et saepe, sine ullis coniugiis, [equae] uento grauidae (mirabile dictu),... saxa per... diffugiunt (III, 274-6).
Y muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas], fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo), huyen por los peñascos.
No hay mejor comentario que dar el texto de Virgilio, entero:
Helios am Athena-Tempel in TrojaY muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas], fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo), huyen por los peñascos.
No hay mejor comentario que dar el texto de Virgilio, entero:
Helios at the temple of Athena in Troy
Ovid, Met. II, 150-177
Es, sin duda, el furor amoroso de las yeguas el más sensible de todos. Esta disposición se la concedió Venus misma, cuando las cuadrigas de Potnias despedazaron con sus quijadas los miembros de Glauco [Hijo de Sísifo, criador de yeguas a las que alimentaba con carne humana, en Potnias, cerca de Tebas. Para tenerlas más ligeras, las apartaba de los machos, para que no se apareasen, por lo que Venus les infundió una especie de locura que las llevó a despedazar a su propio dueño]. El amor las lleva al otro lado de los montes Gárgaros y tras las aguas del sonoroso Ascanio; escalan las montañas y cruzan a nado los ríos y, al punto que la llama penetró en sus ávidas médulas, sobre todo en primavera, porque en la primavera vuelve a los huesos el calor, vueltas todas ellas de cara al Céfiro, se están sobre las rocas altas y reciben dentro de sí los suaves vientos.
Y muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas] fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo), huyen por los peñascos y picachos y por encajonados valles, no adonde tú, Euro, naces, ni adonde sale el sol, sino hacia el Bóreas y el Cauro, o allí donde nace el sombrío Austro y entristece el cielo con su lluvioso frío. Es entonces cuando un veneno viscoso, que los pastores con exacto nombre llaman hipómanes(*), se destila de su ingle; el hipómanes, que con frecuencia recogieron las malvadas madrastras y lo mezclaron con hierbas, pronunciando maléficos conjuros (Geórgicas, III, 266-283).
Y muchas veces, sin ayuntamiento alguno, [las yeguas] fecundadas por el viento (maravilloso es contarlo), huyen por los peñascos y picachos y por encajonados valles, no adonde tú, Euro, naces, ni adonde sale el sol, sino hacia el Bóreas y el Cauro, o allí donde nace el sombrío Austro y entristece el cielo con su lluvioso frío. Es entonces cuando un veneno viscoso, que los pastores con exacto nombre llaman hipómanes(*), se destila de su ingle; el hipómanes, que con frecuencia recogieron las malvadas madrastras y lo mezclaron con hierbas, pronunciando maléficos conjuros (Geórgicas, III, 266-283).
(Traducción de Tomás de la Ascensión Recio García y Arturo Soler Ruiz, BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 141, EDITORIAL GREDOS, MADRID, 1990).
Observaciones:
Cita Virgilio los vientos: Céfiro (del Oeste), Euro (del Sureste), Bóreas (del Norte). Cauro (del Noroeste), y Austro (del Sur).
Había una antigua creencia de que las yeguas podían quedar preñadas por el viento. La leyenda es mencionada por varios autores antiguos: Homero, Columela, Plinio el Viejo, Lactancio, San Agustín, además del ya citado Virgilio.
Un estudio serio del tema lo pueden Vds. encontrar en:
LAS YEGUAS LUSITANAS PREÑADAS POR EL VIENTO
y
«Entre el mito y la realidad:
Las yeguas preñadas por el Viento»
(Noticias de la Universidad Autónoma de Madrid, en la página 7).
(*)El hipómanes, de ἵππος [híppos] (caballo) y μαίνομαι [máinomai] (volverse loco), es palabra muy usada en la magia antigua, con la que se designa tanto el producto viscoso que emanaba de las ingles de las yeguas, como una excrecencia en la frente de las crías recién nacidas, y que las yeguas, todavía calenturientas, devoraban con ardor.
Gustave Moreau: The horses of the Diomedes.
Cuando uno ve la imagen de las yeguas galopantes, como ARUCA, alegres, rítmicamente corriendo al son de la música, la que sea, al son del viento y el canto de los pájaros, tiende uno, y tiendo yo también, a creerse que la locura del AMOR, el FVROR del que habla Virgilio, es real, y que el impulso de esos nobles animales, que algunas veces podríamos envidiar, es un regalo de la divinidad misma, de la diosa Venus, por lo menos.
Virgilio, en Las Geórgicas, describe a los seres vivientes todos, animados por el Instinto de Conservación de la Especie, al que indistintamente llama amor y furor [furor, furia, locura]. Parece ser que son precisamente las yeguas, entre el resto de los animales, las que tienen más desarrollado ese instinto e impulso para aparearse y, en consecuencia, para garantizar la supervivencia de la especie. En ellas no había ocurrido, como en ninguna otra especie del mundo animal, a excepción de la de los humanos, esa separación, no sabría yo decir si buena o mala, impuesta por la Cultura y la Civilización, esa separación entre el Instinto de Conservación de la Especie (furor, libido) y el amor, tal como se entiende corrientemente.
Texto Latino, con algunas modificaciones de grafia, tomado de la BIBLIOTHECA AVGVSTANA:
Scilicet ante omnis furor est insignis equarum;
et mentem Venus ipsa dedit, quo tempore Glauci
Potniades malis membra absumpsere quadrigae.
Illas ducit amor trans Gargara transque sonantem
Ascanium; superant montis et flumina tranant.
Continuoque auidis ubi subdita flamma medullis
(uere magis, quia uere calor redit ossibus), illae
ore omnes uersae in Zephyrum stant rupibus altis,
exceptantque leuis auras, et saepe sine ullis
coniugiis uento grauidae (mirabile dictu)
saxa per et scopulos et depressas conuallis
diffugiunt, non, Eure, tuos neque solis ad ortus,
in Borean Caurumque, aut unde nigerrimus Auster
nascitur et pluuio contristat frigore caelum.
Hic demum, hippomanes uero quod nomine dicunt
pastores, lentum destillat ab inguine uirus,
hippomanes, quod saepe malae legere nouercae
miscueruntque herbas et non innoxia uerba.
Dicho y escrito sea lo que precede pensando en la yegua ARUCA de Don Alfredo y en su afición por los equinos y la equitación.
Virgilio, en Las Geórgicas, describe a los seres vivientes todos, animados por el Instinto de Conservación de la Especie, al que indistintamente llama amor y furor [furor, furia, locura]. Parece ser que son precisamente las yeguas, entre el resto de los animales, las que tienen más desarrollado ese instinto e impulso para aparearse y, en consecuencia, para garantizar la supervivencia de la especie. En ellas no había ocurrido, como en ninguna otra especie del mundo animal, a excepción de la de los humanos, esa separación, no sabría yo decir si buena o mala, impuesta por la Cultura y la Civilización, esa separación entre el Instinto de Conservación de la Especie (furor, libido) y el amor, tal como se entiende corrientemente.
Texto Latino, con algunas modificaciones de grafia, tomado de la BIBLIOTHECA AVGVSTANA:
Scilicet ante omnis furor est insignis equarum;
et mentem Venus ipsa dedit, quo tempore Glauci
Potniades malis membra absumpsere quadrigae.
Illas ducit amor trans Gargara transque sonantem
Ascanium; superant montis et flumina tranant.
Continuoque auidis ubi subdita flamma medullis
(uere magis, quia uere calor redit ossibus), illae
ore omnes uersae in Zephyrum stant rupibus altis,
exceptantque leuis auras, et saepe sine ullis
coniugiis uento grauidae (mirabile dictu)
saxa per et scopulos et depressas conuallis
diffugiunt, non, Eure, tuos neque solis ad ortus,
in Borean Caurumque, aut unde nigerrimus Auster
nascitur et pluuio contristat frigore caelum.
Hic demum, hippomanes uero quod nomine dicunt
pastores, lentum destillat ab inguine uirus,
hippomanes, quod saepe malae legere nouercae
miscueruntque herbas et non innoxia uerba.
Dicho y escrito sea lo que precede pensando en la yegua ARUCA de Don Alfredo y en su afición por los equinos y la equitación.
19 comentarios:
Antonio Martín;
He leido con atención y siempre las fuentes clásicas son un placer para los curiosos insaciables como yo.
Creo que esas yeguas no podían estar privadas de ese amor -furor-líbido.... Frenar su instinto vivísimo de conservación era privarles de lo más sagrado.¡Hicieron bien (en la leyenda), en matar a su cuidador!.
Cuántos cuidadores no debían haber sido liquidados cuando ponían barreras a tan maravilloso instinto. Las barreras impuestas por religiones y culturas han ocasionado tantas insatisfacciones ,malestares y demonios interiores que no diría yo que muchas de estas frustraciones no hayn sido las que ocasionaron guerras y destrozos en toda la
Ya ves, estoy a favor de esas yeguas que corren a que al menos el viento las fecunde.Hermosa y sensata leyenda, con reflejos nítidos de nuestra sociedad.
Siempre es grato leerte, Antonio.Siempre es interesante regresar a tu blog,Alfredo.
A los dos un beso..bueno, mejor un beso cariñoso a cada uno.
Ya metidos en "harina", solicito encarecidamente de Don Antonio que , cuando tenga a bien , nos ilustre sobre la pasión zoofílica de Pasífae y el toro de Poseidón.
Desde los viejos grabados hasta las inspiradas pinturas de Julio Romano , tan ilustrativas , tan sugerentes... Tengan en cuenta que , probablemente sin saberlo, inspiró una copla muy popular:
LA LUNA (“Pasífae) Y EL TORO
(A. Sarmiento y Castellanos)
La luna se está peinando
en los espejos del río
y un toro la está mirando
entre la zarza escondío.
Cuando llega la alegre mañana
y la luna se escapa del río
el torito se mete en el agua,
embstiéndole al ver que se ha ido.
Y ese toro enamorado de la luna
que abandona por las noches la maná,
es pintado de amapola y de aceituna
y le puso campanero el mayoral.
Los romeros de los montes le besan la frente,
las estrellas de los cielos le bañan de plata
y el torito que es bravío y de casta valiente
abanicos de colores parecen sus patas.
Dice bien nuestra amiga, Dª Atenea, qué placer leer y descubrir textos que, pese a ser la literatura sobre caballos una de mis preferidas, uno desconoce en su ignorancia.
Gracias, D. Antonio, por tomarse tanta mlestia en homenaje a mi yegua Aruca, "La Pobre". Y gracias a Virgilo quién, de conocerla, hubiera escrito un texto aún más hermoso que el que usted nos ha propuesto.
A Aruca, la llamé La Pobre porque a pesar de su magnífica estampa y buena sangre, a una excelente morfología, resistencia, velocidad y las mejores dotes para el salto y la doma clásica, inteligencia por añadidura, briosa y fuerte pero dócil y dulce, fue una yegua maltratada por algún ignorante hijueputa que confundía temperamento con rebeldia y creía que eso se curaba a palos y fustazos.
Nadie la compraba hasta que yo me enamoré de sus ojos, de su cuello poderoso, de su pecho fuerte, de su grupa musculada y me la quedé. No se dejaba montar, así que, sin intentarlo, la instalé en el mejor box con mi perro de entonces, Perro, un pastor de Brie negro, que inmediatamente comprendió que debía acompañarla, tranquilizarla y cuidarla hasta nueva orden.
Dos días después, me llevé unas mantas y me eché en un rincón del box. El perro se echó a mi lado y la yegua se acercó. En cuanto se tumbó un ratito, me acosté suavemente encima de ella, hablandole y acaticiandole muy suavemente y, cuando no se resistió al contacto, supe que sería una maravillosa montura.
Y esa fue la primera vez que me acosté con mi yegua. Otro día les cuento más.
Muchas gracias por el detalle, amigo mío.
Como es usted de severa con los criadores, Dª Atenea.
Verá, efectivamente, las yeguas enloquecen de deseo hasta el punto de que jinetes poco expertos se ven arrastarados por ellas a galope desbocado tras el relincho de un macho que las ha olido a un kilómetro.
Pero, aunque el amor libre es bonito, a una yegua en la que uno ha invertido tiempo, trabajo y dinero, no se la puede dejar suelta para que la preñe el primer penco cachondo que pase por el prado.
Quizás le parezca triste pero entre los caballos, como entre la mayor parte de las personas, se intenta controlar el "amor a primera vista", es decir, el calentón. Hay requisitos y suele elegirse pareja entre iguales o parecidos.
Las chicas de hoy quieren parejas guapos, musculosos y millonarios. Pues, los propietarios de las yeguas queremos sementales que potencien las buenas cualidades que heredarán los potros.
De lo contrario, se los comerán los franceses. Es poco romántico, pero, son animales, Doñita. Un abrazo muy grande para usted, querida.
¡Qué bonitos e interesantes latines se gasta vd., don Antonio!
Su sonido alcanza nuestros oídos con el furor del amoroso celo de las equinas, si me permite la tontería.
Un abrazo.
Su blog, don Alfredo, no sería lo mismo sin la excepcional y enriquecedora presencia de don Antonio.
Le felicito por convocar tales talentos.
“La esencia poética del pensar guarda el reino de la verdad del ser”
Martin Heidegger (Sendas perdidas)
(Si también me permite a mí otra tontería.)
Doña Antoniatenea,
Como parte practicante y buena profesional de la Sanidad que es Vd, creo que ha dado Vd. en el clavo de la cuestión. Efectivamente, pienso yo, si las Religiones y las Creencias, a parte de la Civilización en general y la Cultura, no nos hubiesen impuesto tantos tabúes y tantos límites a la libre expresión de los Instintos fundamentales, seguro que ni los Psiquiatras ni los Psicólogos, ni tampoco los Médicos (y las Médicos) en general, tendrían tanto trabajo, y, en consecuencia, los habitantes de nuestro Mundo actual viviríamos mucho más felices y con muchos menos traumas.
Es, en definitiva, el precio que tenemos que pagar por la Civilización y la Cultura: que la mente se nos llena de contradicciones y, muchas veces, anulamos las tendencias más sanas y más fundamentales, que son las de Conservación del Individuo y la Perpetuación de la Especie, manifestadas ambas respectivamente en el Instinto de Conservación del Individuo y el Instinto Sexual.
Pienso yo que nuestra Cultura actual se ha equivocado al separar el Sexo del Amor: ambas cosas son la misma esencia, y no se puede, ni se debe, practicar el Sexo sin Amor, ni el Amor sin Sexo.
Dejo constancia, Doña Antoniatenea, de que es Vd. una mujer muy sensata y es un gusto –como dicen en Sudamérica- leer lo que Vd. escribe.
Le envío un auténtico abrazo, y, si estuviese en presencia suya, en su consulta, no me reprimiría, y se lo daría efectivamente.
Antonio
D.Antonio que bonito todo lo dice usted de los caballos, y D.Alfredo que emocionante historia de su Aruca..
He de decirles a los dos que me ha encantado.
Un doble abrazo.
Señor Don el papa negro,
Atiendo gustosamente a su petición, cosa que haré en la medida de mis posibilidades y conocimientos. Mire Vd.: el Mito, en general, sale a partir de la Realidad, y se remite a épocas anteriores. Quiero ello que decir que, dada una circunstancia, el hombre busca una causa o explicación para la misma, y, si no la encuentra científicamente, la busca inventando una leyenda.
Tenemos documentado que el Toro en Creta en la Época Minoica era una animal sagrado, porque en Creta, entre otras cosas, existían las lidias de toros, sin que el toro sufriese daño alguno, no como pasa con los Toros de España. A eso había que buscarle una explicación, y el hombre, sin ser consciente de ello, la busca y la encuentra. Y luego la explica. No es que Pasifae concibiese de un toro y diese a luz al Minotauro, sino que la realidad es que el Minotauro forma parte de herencia cultural de la Creta Minoica y había que darle una explicación.
Creo yo que al Mito hay que situarlo en una época anterior al proceso de la Cultura y la Civilización. En este sentido las leyendas mitológicas no se pueden analizar, ni valorar, con los conceptos posteriores a la irrupción del Razonamiento, del λόγος, el que se originó en los albores de la época de los Filósofos Milesios.
Para analizar dichas leyendas no valen los conceptos que rigen ahora, porque la Mitología se sitúa fuera, más allá, del tiempo. En este sentido no se deberían hacer valoraciones éticas de lo que explica la Mitología, ni mucho menos aplicar los conceptos y valoraciones que se originaron en el proceso cultural con el devenir del ser humano.
Reciba Su Santidad, Papa Negro, un abrazo,
Antonio
Don Alfredo, Don José María Aguilar, Don FJavier, Doña Nazaríes,
Muchas gracias y muy interesantes sus comentarios. Mañana les contesto, que ahora es un poco tarde, y a mí me están llegando ya los efluvios procedentes de la cama que me espera, que ahora hace un frío de narices y mi cuerpo lo que pide es el calor de una buena cama, porque el sueño también es una maravilla, por muy mucho que dijera Hesíodo, entre otros, que el sueño es hermano de la muerte.
Un abrazo, y Buenas noches.
Antonio
Doña Atenea creo que reside en Vilanova i la Geltrú . Allí se erige un magnífico monumento dedicado al mito de Pasífae (Oscar Estruga). Es poco habitual este hecho cultural. Me atrevo a aventurar su relación con la superación que muestra Doña Atenea con "el malestar de la cultura".
Amigo Don Alfredo,
Es preciosa la historia, y la relación, que nos explica Vd. sobre su yegua. Es Vd. todo un caballero, un jinete de los buenos, cuando se decide por una yegua bravía, y la doma. Quizá hubiera faltado que incluyese Vd. en el texto una imagen de su yegua Aruca.
Cuando Vd. está hablando de las chicas de hoy, no sé si Vd. compara a las chicas con las yeguas, o a las yeguas con las chicas: la verdad es que las hay que van por la vida más furiosas y calenturientas que esas yeguas de las que habla Virgilio.
Yo entiendo que Vd. no quiera que su yegua quede preñada por el primer advenedizo equino que aparezca en el prado: en estas cosas, como en todas, hay que saber seleccionar; pero, por otra parte, pienso que su pobre yegua está sometida a una castidad no deseada por ella.
Búsquele Vd. un buen potro, de su misma categoría, y deje Vd. que se den un revolcón en el prado: que ambos se lo agradecerán. Y, si queda preñada, con la cantidad de amigos, y amigas, que tiene Vd., siempre tendrá la oportunidad de quedar como un caballero –y nunca mejor dicho- regalando un buen potro a quien crea Vd. que lo va a cuidar, como es de rigor.
Siendo Vd., como es, tan amante de los animales, le sugiero que, si no lo ha hecho todavía, lea el libro III de las Geórgicas de Virgilio. Como existen muchas traducciones, y muchas de ellas son malísimas, le aconsejo la que he utilizado yo, la de la BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS.
Le envío un abrazo, Don Alfredo.
Antonio
Don FJavier,
Muchas gracias por sus palabras, que no me merezco, pero, bueno, me alegran la vida, y hacen que tenga que utilizar una talla más.
La frase de Martin Heidegger es, como todas las de los Filósofos alemanes, de una contundencia absoluta, pero pasa como siempre, por lo menos conmigo: que veo que son frases perfectas, lapidarias, contundentes, pero no hay dios que entienda lo que quieren decir.
Es que los Alemanes son eso, Alemanes.
Fíjese: Lo racional se hace real, y lo real se hace racional (Hegel).
Le envío un abrazo,
Antonio
Don José María Aguilar,
No es ninguna tontería lo que Vd. dice. Es una comparación que, si yo no fuera como soy y no reconociese mis limitaciones, que son abundantes, correría el riesgo de que el ego se me inflase de tal forma que corriese el peligro de reventar.
Ahora, sinceramente: me encanta lo que Vd. dice y no estoy dispuesto a renunciar a sus palabras, aunque sean a todas luces inmerecidas por mi parte.
Le envío un abrazo,
Antonio
Doña Nazaríes,
Gracias por sus palabras. Cuando yo he escrito sobre las yeguas de Virgilio, he pensado en todos los animales domésticos que, en mi niñez, vivieron conmigop en Trevélez: gallinas, conejos, burros, caballos, yeguas, mulas, mulos, cabras, ovejas, etc.
También me he acordado de la mula esa que Vd. cita y que se asomaba por la tapia. ¡Y mira que la mula en cuestión era fea!
Le envío un abrazo,
Antonio
D. Antonio, gracias por sus elogios, por su amble entrada sobre Aruca y por haberme traído tantos recuerdos que ya estaban casi perdidos.
Verá usted, Aruca, "La Pobre", desapareció de mi vida en el año 1995, es decir hace ya 15 años,más o menos. Como usted dice tuvo una doma que causaba admiración, un carácter dulcísimo, ánimo fogoso y se dejaba montar hasta por niños inexpertos.
Pero el mérito no fue mío, tuve dos grandes maestros, un general de caballería, ganador de consursos de salto durante toda su vida, y un jinete de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Con profesores así fue fácil aprender.
Un día recibí una oferta de las que no pueden rechazarse por Aruca, "La Pobre"; para entonces la yegua ya estaba mayor y me ofrecian para ella un retiro dorado. Coincidió con que los médicos me prohibieron montar durante al menos un año. No lo dudé.
Y, se fueron juntos, Aruca y Panadero, mi PRE, pura raza española. Desde entonces sólo he montado en un par de ocasiones, en que me llamaron amigos para que les probara unos potros.
Respecto a las fotos tiene usted razón, pero las que tengo son pinturas al oleo o están enmarcadas lo que dificulta su escaneo. Imagínesela muy bonita y acierta, querido.
Cuando me refiero a que en la vida hay que tener buenos maestros, no sólo hablo de mis profesores de equitación, también me refiero a usted que con cada entrada me abre mundos nuevos. Corro a comprar las Geórgicas.
Un enorme abrazo, amigo mío.
D. FJavier, no se excluya usted, querido, no se excluya, por favor.
Tengo una enorme suerte de tenerle cerca a él y, también a usted. Y muchos otros, un abrazo bien grande, amigo mío.
Don Antonio: Le quedo muy agradecido por sus reflexiones sobre mito y logos . A este "papa" más falso que Judas le encantaría que nos siguiera ilustrando y le confieso que estoy hasta el gorro de la miseria actual.
Don Alfredo : De vez en cuando oigo una milonga de Yupanqui dedicada a su caballo alazán que se te encoje el corazón.
http://www.youtube.com/watch?v=GKyzW1YWBuk
Saludos
Amigo Don Alfredo,
Ya veo que la historia de Aruca da para mucho. Entiendo perfectamente el cariño que le tiene Vd., porque las personas sensibles tienen (tenemos) que serlo también con los animales, y mucho más con los que tienen la nobleza y la inteligencia de la raza equina. Yo siempre me he quedado maravillado de la elegancia y nobleza de los caballos y yeguas, siempre con la cabeza muy alta y mirando de frente. Algún día le contaré también yo alguna anécdota que tuve con un caballo.
Por lo que respecta a Las Geórgicas, no se arrepentirá Vd. de leerlas, principalmente el libro III, que trata de los animales. Tenga en cuenta que el libro de la BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, contiene LAS BUCÓLICAS, LA GEÓRGICAS Y EL APÉNDICE VIRGILIANO, obra esta última de escaso interés y que durante un tiempo se le atribuyó a Virgilio, constándonos ya que no es de Virgilio.
Si quiere una buena (permítame Vd. que prescinda, por momentos, de mi modestia) introducción a Las Geórgicas, le sugiero que lea lo que yo escribí en mi blog hace ya casi dos años. Y que quede constancia de que se lo recomiendo porque es un texto que vale la pena, y no porque me esté haciendo propaganda de mi blog, porque ya, con los añitos que uno tiene, no le hace falta abuela alguna.
Reciba Vd. un afectuoso abrazo,
Antonio
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